Los papeles inéditos de Rodolfo Walsh

El lunes pasado (9-1-06) Página/12 publicó un texto de Lilia Ferreyra, la última mujer de Rodolfo Walsh, titulado Dos lectores y cuya lectura completa recomiendo. En él, describe su encuentro en 1981 con Martín Grass, un ex detenido de la ESMA que allí vio el cadáver de Rodolfo. Y también allí accedió a los papeles inéditos de Rodolfo, que los militares se robaron de su casa de San Vicente.
Así describe Ferreyra aquel encuentro en Madrid:

Sentí que después de casi cinco años desde su desaparición, aquella imagen de Rodolfo tecleando de noche o de día, escribiendo las historias, corrigiendo los textos que sólo yo había leído, porque eran los escritos inéditos que había ido acumulando en los años de clandestinidad, esa imagen tan nítida en mi memoria comenzaba otra vez a corporizarse. No habían destruido esos papeles. Con ansiedad, intenté que Martín recordara qué otros textos había leído. Estaba la carpeta con sus memorias, los borradores de los cuentos "El 27", "El Aviador y la bomba", "Ñancahuazú". Veía el esfuerzo en su cara y su mirada pedía disculpas.

–¿Y el cuento terminado, pasado en limpio, Juan se iba por el río? Empezaba así: “Juan Antonio lo llamó su madre. Duda era su apellido. Su mejor amigo, Ansina, y su mujer, Teresa”. Es su último cuento, el que escribió desglosando el material de la novela que ya había decidido no escribir. Es la historia del argentino derrotado del siglo XIX; del último argentino antes de la grandes inmigraciones. Del hombre del pueblo que había sido llevado de guerra en guerra, de tropa en tropa; que sobrevive a su tiempo y ya viejo, recorre la memoria de su vida y de la época en que vivió. Que luchó junto con su amigo el negro Ansina en batallas que no eran las suyas, como la noche antes de Cepeda, cuando los hicieron formarse para escuchar la arenga del general Mitre, quien los exhortó a combatir por la Patria y entonces el negro lo mira a Juan y le dice: “En la patria de ellos, yo me cago”.

Martín se sonrió y dijo: Yo leí ese cuento; lo leí allí en la ESMA.

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Ojalá el material inédito de Rodolfo esté en alguna parte, y llegue el día en que los lectores seamos muchos más que dos.