viernes, 13 de enero de 2006

Acerca de cómo nos ven afuera

El año pasado, la revista Ñ planteó una especie de debate sobre la literatura argentina, en el que las líneas centrales eran, por un lado, la que decía que nuestras obras son aburridas para el resto del mundo porque escribimos raro, "en difícil", sin alegría (para decirlo muy ligeramente), y por el otro, la que defendía ese estilo por ser -supuestamente- parte de nuestra identidad.

Aquel intercambio de ideas no arrojó ningún resultado concluyente. Pero quedaban cosas flotando, como por ejemplo: ¿Cómo nos ven realmente los extranjeros?

Hoy me encontré con una reseña de El último lector, libro de Ricardo Piglia editado el año pasado, en la edición digital del diario mexicano Crónica. Es muy elogiosa: dice que "bien puede ser uno de los mejores libros del 2005". Pero el texto se cierra con este párrafo:

En fin, El último lector tiene la magia de ser un discurso sin parecerlo; de exponer con un lenguaje sencillo (mérito mayor por ser argentino) las peripecias del lector que lee en medio no de la selva sino de la narración de otro lector que lo ha convertido en personaje de su escritura.

¿"Mayor mérito por ser argentino"?

Bueno, a eso hemos llegado, al parecer. ¿Será que somos así, que confundimos gordura con hinchazón, o sea: escribir "difícil" con escribir "bien"?

7 comentarios:

Gaby dijo...

Hola! Muchos creen que sí, que escribir difícil es escribir bien...a eso lo pude corroborar el año pasado cuando en un Seminario de Gramática Aplicada nos enseñaban la cantidad de "burradas" sin sentido que repetimos a diario, sólo porque quedan bien y confunden.Mi exponente máximo de que la simpleza es la mejor de las aliadas es el uruguayo Eduardo Galeano, a quien admiro muchísimo, aunque también me gusta Cortázar que se especializó en su momento por escribir "difícil."
Interesante lo suyo , Caballero!
Saludos

DOS EN UNA (unidas por el pelo) dijo...

leer un libro es tannnn subjetivo como elegir marido o mujer.....

Sergio San Juan dijo...

cortázar solía burlarse de los escritores argentinos y su manía de escribir difícil. agregaría la falta de alegría, ese gusto por aparecer como creadores atormentados...

Cristian Vázquez dijo...

Agrego algo que solía decir Cortázar: "los escritores debemos usar el humor, entender que el humor no es materia exclusiva de los ingleses y de Adolfo Bioy Casares..."

Gaby dijo...

Cortázar se burlaba de los que escribían difícil rompiendo con las reglas gramaticales y sintácticas, al tiempo que eso fue marcando su propio estilo.Pero para muchos, él también escribía "difícil"

Sergio San Juan dijo...

lo difícil es escribir fácil, como bioy, a quien cortázar admiraba.

Anónimo dijo...

¿Escribir fácil para gustarle a quién? ¿qué es escribir fácil?

Fácil o difícil son calificativos que no cuadran, para mí, en una definición de lo literario. Por lo menos no del valor literario. ¿La recepción de la literatura es el mejor parámetro para evaluarla? Prefiero dejar la estadística para otras cosas.

Y no es mala de por sí la polisemia, ni la oscuridad en la expresión ni el hermetismo, que algunos llamarían "dificultad"; ni tampoco la falta de alegría (¡el tango es tan nostálgico y tan lindo y tan nuestro!), lo malo es no ser. O ser "fácil", para gustarle a todos, que es una forma encubierta de ser más de lo mismo.

La literatura argentina, mal que le pese a muchos -como pareciera sugerir esa lacónica simplificación del diario mexicano-se ganó un merecidísimo anaquel en la biblioteca de la historia. Y no por ser fácil o difícil, sino por ser así.