... y descubrí también que en la entrada “Diego Maradona” de la Wikipedia está la transcripción completa de ese relato:
No me imaginaba, por supuesto, que llegada esta fecha el Diego iba a ser el flamante DT de la selección argentina. Un chico inglés con el que juego al fútbol los miércoles me preguntaba ayer si estaba contento con la designación del Diez, y le conté que durante el día había leído un post que transmitía muy bien mis sensaciones y sentimientos. Ese post, que habla de las dudas que en principio puede generar la llegada del Diego a la selección, termina diciendo:
No me importa el resultado, creo que el mayor creador de magia debería tener una oportunidad. Aunque más no sea por sus fintas, por sus lágrimas, por su transpiración y por los colores. Porque cuando no lo dejaron jugar un amistoso contra un seleccionado jujeño en un potrero lleno de vidrios rompió todas las vitrinas de Barcelona a patadas. Prefiero perder una copa con la remera tatuada en la piel que ganarla con una Selección nacional que no representa a nadie. Todos saben que prefería a otros, pero por una ridícula convicción y por el sólo argumento de una gambeta que emocionaba, creo que tenemos que pensar en 2014 sabiendo que en el 2010 si no hay copa, al menos hubo un acto de justicia.
Y porque con un par de gritos, podrá motivar al máximo a todos los que vengan de ser estrellas en sus equipos y parezcan no tener tantas ganas de jugar con la albiceleste. Y porque conoce mejor que nadie los vestuarios, y siempre fue de frente, y por eso evitará las camarillas y las sectorizaciones internas. Y porque si otros tuvieron su oportunidad y les fue mal, ¿por qué no darle la oportunidad de que le vaya mal también al Diego? Si no gana, habrá sido sólo uno más. Y si gana, será aún más D10S de lo que ya es.
Por todo eso, Diegote, feliz cumple. Felices 48. Y ojalá que vuelvas a lograr que el país sea un puño apretado gritando por Argentina.