viernes, 18 de diciembre de 2009

Vinagre y rosas

La angélica, angelical voz sonó en el teléfono:

-¿Quieres ir a ver a Sabina?

Eran las 20.47 del martes (lo recuerdo porque en ese momento miré la hora en la esquina inferior derecha del monitor que tenía delante de mí), es decir, faltaban 43 minutos para la hora en que estaba anunciado el inicio del único concierto en Madrid de la gira "Vinagre y rosas". Y yo, que me había enterado de que las entradas estaban a la venta cuando ya se habían agotado, que leía con una suerte de resignación las noticias sobre los preparativos para la presentación, así, de la nada, recibía esa oferta. Entrada gratis para asistir al recital en el Palacio de los Deportes de Madrid.

Por supuesto, fui corriendo a buscar la entrada y luego al concierto. Llegué pasadas las 22, y pude ver y escuchar dos horas y cuarto de música.

Fue buenísimo: tuvo todo lo que tienen los shows de Sabina, esa especie de liturgia que se da entre él, sus músicos y los fans. Por supuesto que en Madrid se lo vive distinto que en Buenos Aires(yo lo vi en el Gran Rex, en la Bombonera y esta fui mi segunda vez aquí en Goya); hay menos "acción", digamos, quizás porque el promedio de edad es un poco más alto (y también, está claro, porque los españoles son menos apasionados, o expresan menos sus pasiones, que los argentinos). Hubo canciones nuevas mezcladas entre los infaltables clásicos. Una versión de "Llueve sobre mojado" con Jaime Asúa, uno de sus guitarristas, versiones solistas de Panchito Varona y Antonio García de Diego, y una personal interpretación de "Y sin embargo te quiero" por parte de Marita Barros, la nueva voz femenina del equipo, que está bien pero sigue haciendo extrañar a Olga Román.

Y ahí siguen don Joaquín y su banda. Anoche estuvieron en Barcelona. Y volverá al escenario de Madrid el 22 de junio, en la plaza de toros de Las Ventas, y verlo allí será, seguramente, genial. Dentro de unas semanas rodarán por la patria. A disfrutarlo, quienes puedan.



viernes, 11 de diciembre de 2009

Un lugar más grande

«... ahora es al fin un adulto, y ser adulto significa justamente haber llegado a entender que no es en la tierra natal donde se ha nacido sino en un lugar más grande, más neutro, ni amigo ni enemigo, desconocido, al que nadie podría llamar suyo y que no estimula el afecto sino la extrañeza, un hogar que no es ni espacial ni geográfico, ni siquiera verbal, sino más bien, y hasta donde esas palabras puedan seguir significando algo, físico, químico, biológico, cósmico, y del que lo invisible y lo visible, desde las yemas de los dedos hasta el universo estrellado, o lo que puede llegar a saberse sobre lo invisible y lo visible, forman parte, y que ese conjunto que incluye hasta los bordes mismos de lo inconcebible, no es en realidad su patria sino su prisión, abandonada y cerrada ella misma desde el exterior, la oscuridad desmesurada que errabundea, ígnea y gélida a la vez, al abrigo no únicamente de los sentidos sino también de la emoción, de la nostalgia y del pensamiento.»

Juan José Saer, La pesquisa

lunes, 7 de diciembre de 2009

Según pasan los años

UNO. Desde chiquito consumí fútbol. Mi padre, muy hincha de River, me transmitió la pasión por los colores. Sin embargo, no fue sino hasta mis 12 años cuando empecé a seguir el fútbol en serio, a hacer esa cosa tan importante para los hinchas que es saber de fútbol.

Ese comienzo tiene una fecha precisa: el final del año 1989, cuando Alfredo Dávicce se convirtió en el presidente de River y contrató a un recién retirado Daniel Passarella para ser director técnico, puesto en el que no tenía ninguna experiencia. El Gran Capitán tomó un equipo que estaba segundo, a un punto de Independiente (el DT hasta entonces había sido Mostaza Merlo), y lo guió hacia la obtención del campeonato, a mediados de 1990, el último que se jugó como Dios manda, a dos ruedas ida y vuelta.
DOS. Passarella metió mano a la formación que Merlo le había dejado. Recuerdo que tenía en mi pieza un póster de aquel River de la primera rueda, todavía años 80: en aquella formación estaban el gato Miguel, Fabio Talarico, Carucha Corti, Hugo De León, el Tapón Gordillo, el Checho Batista y otros que mi memoria no ha conservado.
Unos meses después, aquel Checho Batista fue a jugar el mundial de Italia. No empezó como titular, pero jugó luego varios partidos. Recuerdo a Sofovich y Nimo criticándolo luego de uno de esos partidos: decían que parecía jugar con una valija en cada mano, por lo lento que era. Por lo menos así lo veían ellos. Sin embargo, aquel Checho -lo recuerdo- dejó la vida en la cancha...

A lo que iba: Passarella metió mano en aquel equipo heredado, y uno de sus cambios fue sacar a Batista y poner de 5 a un pibito que aún no cumplía 20 años pero que ya se perfilaba como heredero de Pipo Rossi, de Mostaza, del Tolo Gallego. Ese pibito, morocho, de ojos un poco saltones, gracias a su juego, a su sacrificio y a la verba de Víctor Hugo Morales, primero fue Pacman y luego el Jefe.

TRES. En fin, que el triunfo de Passarella en las elecciones de River me trae todos estos recuerdos. Exactamente dos décadas después, Astrada ya hizo toda su carrera como futbolista, se consagró como el más veces campeón en la historia del club, se retiró, fue campeón como entrenador, se fue a hacer experiencia a otros equipos y ahora está de regreso. Passarella fue varias veces técnico campeón, dirigió a la selección y a otros equipos, de nuevo en River y ahora el mejor 6 gana las elecciones por 6 votos en la madrugada del 6.
Y yo, con 20 años más, también tengo, por supuesto, unas cuantas batallas más encima. Más experiencia, más conocimientos, más resignación, más cinismo. Lo bueno y lo malo, en resumen. Y sin embargo -y esto me encanta, y lo valoro como a un tesoro- sigo sintiendo que el mismo gusanito me recorre el cuerpo cuando una pelota empieza a rodar y uno de los equipos que juegan es ese de camiseta blanca con una banda roja cruzándole el pecho que mi padre me enseñó a amar.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Así nos ven

Los argentinos solemos obsesionarnos un poco por cómo nos ven los demás, qué imagen tenemos fuera. Bueno, esta es una muy buena oportunidad para saberlo. La revista OnMadrid, un suplemento de El País que sale en la capital española, de la semana pasada tuvo su nota de portada dedicada a nosotros, los argentinos. Portada adornada con un montón de palabras y expresiones muy típicamente nuestras, de esas que denuncian la presencia de alguno de nosotros cuando son escuchadas en una calle madrileña. Boludo, no sabés qué quilombo hoy en el laburo...

"¿Son todos futboleros, carnívoros y charlatanes?", se pregunta. Para responderlo, juntó en un bar a cinco argentos que viven aquí. La nota no es gran cosa, por supuesto, pero vale la pena echarle una miradita. Creo, más que nada, para la gente que está en la patria y a la que, cada tanto, estas cosas le generan interés.

Los tópicos que aquí circulan nos califican de "soberbios, seductores, locuaces, adictos a la carne, el mate o el dulce de leche. Teóricos del fútbol, Maradona o el psicoanálisis". Somos como somos. Yo, argentino. [Click sobre las imágenes para agrandar y leer el artículo.]



miércoles, 2 de diciembre de 2009

Siempre que me lavo las manos

Desde hace tiempo una reflexión viene a mí al momento de lavarme las manos.

Para no derrochar agua, lo que conviene es tratar de tener la canilla abierta el menor tiempo posible. Entonces, mi procedimiento era el siguiente: 1) mojarme las manos, 2) cerrar la canilla, 3) enjabonarme las manos, 4) volver a abrir la canilla, 5) enjuagarme las manos, 6) cerrar la canilla, 7) secarme. (Los dos primeros pasos se evitan si se tiene jabón líquido en lugar de en pastilla, con el cual no hace falta mojar previamente.)

El problema se produce en el paso 4. Cuando voy a abrir nuevamente la canilla para enjuagarme, tengo las manos enjabonadas, y con ellas ensucio la llave del grifo. Luego me enjuago las manos, que quedan limpias, pero cuando voy a cerrar la canilla me las vuelvo a manchar de jabón, ya que la llave había quedado sucia.

Es un problema al que hasta ahora no le he encontrado solución.

En realidad, sí hay una solución: las canillas que se abren automáticamente cuando uno pone debajo las manos (o cualquier otra cosa, supongo que funcionan por medio de un lector óptico normal y no de uno que detecta exclusivamente manos). Así son las de los baños del edificio en el que en estos días trabajo, y el proceso es el siguiente: 1) me enjabono las manos (con jabón líquido), 2) las pongo bajo la canilla y me las enjuago, 3) me las seco.

Hace un par de siglos era una fantasía que el baño de cualquier casa tuviera agua caliente, y hoy es algo normal. Quizá algún día sea lo normal que en los baños de todas las casas haya canillas con sensores ópticos que nos eviten estos problemas.

Quizá lo anormal sea que a mí se me ocurran estas ideas siempre que me lavo las manos.

lunes, 30 de noviembre de 2009

34 libros

Mientras escribo estas líneas se cumple exactamente un año del inicio de mi último viaje a la Argentina. Llegué el primer día de diciembre y retorné a Madrid a mediados de enero. En aquel avión en el que surqué el cielo de acá hacia allá por última vez, comencé a leer Manual de perdedores, de Juan Sasturain. Ese hecho -tal como lo conté en un post de hace medio año- me motivó a contar cuántos libros leo.

En este semestre, fueron 34, tres menos que en el anterior. Sé que esto es una boludez, una estadística sin mucho sentido. Pero a mí me ayuda a sentir que aprovecho el tiempo. Si en estos meses tan raros, en los que me pasaron tantas cosas "fuera de rutina" (por llamarlas de algún modo), mantuve ese nivel, quiere decir que no fueron tan malos...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Yo, hablando de mi libro y mirando a la cámara

Hace mucho (más de un año) fui convocado por el sitio Conocer al Autor, para grabar un video de promoción de mi libro Támesis y Otros Cuentos. Esta web se presenta como "el YouTube de los escritores", y permite a los que han escrito alguna cosa que puedan hablar de sí mismos, y supuestamente, de ese modo, ayudarse.

Supuestamente se puede publicar el video en -por ejemplo- blogs, pero traté de ponerlo aquí y no se ve. Así que dejo el enlace para que vayan a verlo (dura un minuto) a la página. La foto que acompaña este post -qué caripela- es la que aparece en mi "ficha" de autor. Encontré el video ahora, de casualidad, cuando googleé mi nombre por algún motivo que no recuerdo y di con esa foto que al principio no supe reconocer.

Para ir a la página, En Conocer al Autor se pueden encontrar, por supuesto, autores mucho más interesantes. Lo digo para quienes quieran darse una vuelta por allí.

sábado, 14 de noviembre de 2009

La única verdad es la Realidad

Hace unos días publiqué en el blog la entrevista que le realicé al narrador argentino Patricio Pron, que iba a aparecer en el finalmente inédito número 21 de la Revista Teína. Ahora haré lo mismo con las tres reseñas de novelas que estaban listas para ver la luz allí. Comienzo con la de Realidad, de Sergio Bizzio.

Estamos en el aire

Un comando terrorista toma un canal de TV de Buenos Aires, dentro del cual se desarrolla una nueva edición de Gran Hermano. A partir de allí, ficción y realidad se mezclan en las pantallas y en las vidas de los millones que siguen el programa. Una novela sobre la manipulación que combina la tragedia y el humor a lo largo de una noche de confesionarios, disparos y reality show.

Por Cristian Vazquez

La única verdad es la realidad. Parece que quien lo dijo antes fue Aristóteles, aunque no haya argentino a quien la frase no le recuerde a Juan Domingo Perón. Y parece que quien primero invirtió los términos fue Hegel, aunque a muchos recuerde a Andrés Rivera en La revolución es un sueño eterno: la única realidad es la verdad. Y entonces nos quedamos preguntándonos: ¿cuál es la verdad? ¿Hay una sola verdad? ¿Quién la tiene?

Sergio Bizzio juega con el concepto en su última novela: Realidad. Publicada el año pasado en la Argentina y ahora en España, cuenta la historia que se dispara a partir del asalto y toma de rehenes por parte de un grupo de terroristas islámicos a un canal de televisión de Buenos Aires. Con una particularidad: dentro del edificio del canal tiene lugar la casa de Gran Hermano, donde se está desarrollando una nueva edición del programa que se anuncia como «la vida real en directo».

Sergio Bizzio

VERÁS QUE TODO ES MENTIRA. Como en casi toda su obra, Bizzio construye desde esa situación una historia que mezcla la tragedia con el humor delirante. En la novela hay disparos y muertos, jóvenes que mantienen las conversaciones más intrascendentes del mundo con veintitantos puntos de rating, historias familiares de clase media, confesiones indecorosas y sujetos con nombres árabes que, tras animarse a copar un edificio a sangre y fuego (el lugar común que abre la novela presentándose como lugar común), sienten una mayor adrenalina al darse cuenta de que tienen en sus manos el control de la atención de millones de personas hipnotizadas por las pantallas de sus televisores. Ser es ser percibido por TV.

Al igual que en The Truman Show, una circunstancia extraña irrumpe en la distracción que embelesa a la audiencia sin que ésta lo note. Y si no lo nota, no es porque el artificio se parezca mucho a la vida real, sino al revés. Todo lo que se ve en un reality show (literalmente, «muestra de la realidad») es falso: los decorados, las peripecias, las personas (literalmente, máscaras). Nada existe de verdad, salvo —quizás— el reclamo de los terroristas, que se juegan el pellejo en su acción. Quizá por eso la sobrecubierta de la edición española sea la pintura (en estilo aerosol-stencil) de un hombre apuntando con una pistola, en vez de la policroma señal de ajuste de la TV que llevaba la edición argentina. Sin embargo, esta última parece más apropiada. Bizzio declaró que Realidad es «una novela sobre la manipulación», pero no de la que se puede ejercer por la fuerza de las armas de fuego, sino con esas otras armas mucho más sutiles y eficaces llamadas medios masivos de comunicación.

Entonces, ¿dónde está la verdad? ¿En las vacuidades que los chicos y las chicas finalistas del programa dicen en el confesionario? Sus familiares, reunidos en un bar cercano al canal, saben que no, y se preguntan dónde está, mientras miran a sus hijos en los televisores que brillan en las alturas. ¿Dónde está?

Ejemplar de Realidad que tuve oportunidad de leer,
dedicado por el autor para Constantino Bértolo,
su editor español [click en la imagen para agrandar].

ESCONDERSE PARA NO VER. Realidad es una novela ágil, que se lee muy rápido, y la disfruta mucho más quien haya visto Gran Hermano al menos algunas veces (las suficientes para conocer sus mecanismos de participación y eliminación). ¿Habrá alguien que no lo haya visto nunca? El mundo en que vivimos se opone al de Orwell que origina el programa: si en 1984 los personajes deben ocultarse minuciosamente para no ser vistos, nosotros casi que debemos escondernos para no ver, o al menos para no enterarnos de lo que otros ven. Somos todo ojos, valga la sinécdoque.

Groucho Marx dijo alguna vez que la televisión le parecía muy educativa, porque cada vez que alguien la encendía él se iba a leer. Cuando los lectores de esta novela hagan el proceso inverso —dejar de leer para volver a la televisión: fatalmente todos terminamos haciéndolo— quizá miren la caja boba con otros ojos, y se pregunten por la realidad de los realities, por la realidad de las noticias, por la realidad de lo que nos presentan como verdad (o viceversa). Aunque, por cierto, es probable que ya se lo hayan preguntado muchas veces.

lunes, 2 de noviembre de 2009

República independiente

Hace tiempo, Ikea sacó en España una campaña publicitaria cuyo eslogan hablaba de "la república independiente de tu casa". Se refiere, por supuesto, a que cada uno es libre de decorar y organizar su casa como más le gusta, y que tiene derecho a no admitir injerencias externas. Uno de los avisos de la tele era este:



Hace unos días vi, en la puerta de una casa, un felpudo igual al del anuncio. Le saqué las fotos que acompañan este post, y le hice a la persona con la que iba un comentario risueño, incluso burlón. Entonces ella me contó una historia.

Resulta que quien vive en la casa en cuya entrada está ese felpudo es una mujer de unos ochenta y tantos años, militante republicana de toda la vida, cuyo esposo combatió en la Guerra Civil como piloto de aviones para el bando republicano y estuvo preso luego durante el franquismo. Es claro que la palabra república tiene connotaciones muy fuertes aquí en España, y que la jugada de Ikea fue, al menos arriesgada. "La señora que vive acá", me dijo la persona que me contó la historia, "no debe tener idea de lo que es Ikea".

No sé si la señora sabrá o no lo que es Ikea. Pero seguro que sabe muy bien qué es una república independiente.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Lo que pagan algunos españoles para visitar la Argentina


Visto en una agencia de viajes de Valladolid, en septiembre pasado.
Click en la imagen para agrandar.

viernes, 30 de octubre de 2009

Entrevista a Patricio Pron: «La literatura es un oficio ridículo: convertir el vicio privado de la mentira en una virtud pública»

Hace algunos meses entrevisté en Madrid al escritor argentino Patricio Pron. Es rosarino, tiene 34 años y en 2008 publicó El comienzo de la primavera, novela ganadora del Premio Jaén, publicada por Mondadori y considerada una de las mejores del año.

La entrevista iba a aparecer publicada en el número 21 de la revista Teína, que debía ver la luz allá por mayo de este año. Finalmente, la crisis y situaciones personales de lo más diversas llevaron a que la experiencia Teína bajara la cortina. Para mí fueron tres años excelentes, en los que publiqué entrevistas a Ricardo Piglia, Rodrigo Fresán, Roberto Fontanarrosa, Fernando Iwasaki, Sergio Bizzio, Alberto Laiseca, Daniel Divinsky y Sergio Chejfec, entre otros.

Así que ahora, para darle el camino que se merece (la publicación y, eventualmente, la lectura, los comentarios, etc.), publico aquí la entrevista. Creo que vale la pena leerla, sobre todo por la lucidez de los conceptos que Patricio vertió en aquella charla, una soleada tarde de marzo en el Café Comercial, frente a la Glorieta de Bilbao. La nota comienza así (y para seguir leyéndola, abajo está el enlace):


El acento argentino de Patricio Pron se quedó extraviado en algún lugar de Alemania. Luego de vivir durante casi ocho años en ese país, donde trabajó como asistente en la Universidad de Göttingen y elaboró su tesis doctoral sobre la obra de Copi, este rosarino habla hoy con una entonación y una pronunciación raras, un castellano difícil de atribuir a alguna región del mundo en particular.

El castellano, precisamente, volvió a ser el idioma de sus charlas casuales, de cuando baja a comprar el pan, de las indicaciones en la vía pública, en enero del año pasado, cuando decidió terminar su ciclo alemán y mudarse a Madrid. Y debieron pasar pocos meses para que se insertara, casi de golpe, en el universo literario español. Eso ocurrió con El comienzo de la primavera, obra ganadora del Premio Jaén 2008 y considerada una de las mejores novelas del año por el jurado del Premio Lara.

La excelente recepción del libro por parte de la crítica y los lectores se expresa en el fragmento de una carta publicada meses atrás en la Revista Eñe. Escribe Mónica Carmona, editora de Mondadori: «Empecé a leer El comienzo... con la misma esperanza tragicómica que tenemos siempre los editores: encontrar una novela que desprenda luz propia [...] Convencida de que tenía entre manos una novela sólida, terminé la lectura y pensé que se debía publicar; insisto, se debía publicar». Y así lo hizo.

—Hace unos meses decías que estabas un poco sorprendido por el éxito de la novela, que no esperabas que las cosas en España se te dieran tan rápido. ¿Cómo te llevás con eso?
—En primer lugar: el de los escritores y las novelas es un éxito más bien modesto. Allí donde los músicos de rock son famosos, los escritores somos meramente prestigiosos. Lo que tú llamas el éxito de la novela es en realidad una excelente acogida por parte de los lectores y de la crítica, que se ha manifestado en lecturas muy inteligentes, en tener como lectores a escritores que me tienen a mí como lector y cuya obra yo respeto y admiro mucho. La experiencia, desde luego, es muy satisfactoria. De a ratos pienso que sabía que esto iba a suceder, sólo que no sabía cuánto iba a tomar: podía ser años, tal vez toda la vida, pero los libros que yo había escrito, que estaba escribiendo, iban a encontrar sus lectores. [...]

Leer la entrevista completa

miércoles, 7 de octubre de 2009

Acumulando

Hace algunos años, cuando nos reuníamos todas las semanas en el Encuentro Literario Sinécdoque, en el bar Los Angelitos de Florencio Varela, y alguno de nosotros no llevaba ningún cuento o poema nuevo para que comentáramos, solía decir que estaba "acumulando". No se decía qué, era solo eso, acumular. Al principio lo dijo alguien, y lo dijo en serio, pero luego pasó a formar parte de las costumbres del grupo. Era algo que sonaba a excusa pero que también sonaba a período necesario, primo vívere, doppo parlare, a vivir para contarla.

Ahora yo podría decir que estoy acumulando. Estoy viviendo muchas cosas. No tengo tiempo en estos momentos para escribir sobre ellas y publicarlas en el blog. Y creo que es eso: algo que suena a excusa por el largo tiempo sin actualizar, a las semanas en las que entrar a este espacio equivalía a ver siempre arriba de todo un intrascendente post sobre simulaciones en el fóbal... pero que es más que una excusa. Es un período necesario.

Por ahora, vivo. Ya la contaré.

viernes, 28 de agosto de 2009

La simulación más escandalosa

La UEFA le abrió hoy un informe al jugador brasileño nacionalizado croata Eduardo Da Silva por simular una falta dentro del área, que el árbitro sancionó como penal. La acción se puede ver en los primeros segundos de este video:



Sin embargo, y más allá de la trascendencia de este caso (probablemente porque tiene lugar en Europa), no sería la primera sanción de este tipo. Ya el año pasado la federación colombiana de fútbol castigó al jugador Emerson Acuña, del Junior de Barranquilla, por simular una falta en un partido contra el América de Cali. El árbitro también compró y la acción terminó en gol. Si se le puede encontrar algún mérito a lo de Acuña, es que se trata de la simulación que surtió efecto más escandalosa de la historia. Al menos, de todas las que yo vi. Y me parece difícil de superar. Si saben de alguna mejor, por favor me cuentan...


jueves, 27 de agosto de 2009

¿Dónde van los blogs cuando la gente ya no está?

En la columna lateral de este blog sigue figurando -y me genera una sensación rara, un malestar, tener que quitarlo- el enlace con el blog de Gabriel Báñez. Su última entrada se tituló "Gracias por escribir, Peña": hablaba de la muerte de Fernando Peña. Seguramente la idea de quitarse la vida ya rondaba la cabeza del escritor platense, y quizás ese post fue un modo oblicuo de decir adiós. Somos nosotros los que le decimos gracias por escribir, gracias por haber escrito.

Pero ¿y ahora? ¿El blog de Báñez quedará allí, inmóvil, intocable, hasta el fin de los tiempos? ¿Cuál es el destino final de un blog cuyo autor deja de estar?

Hace tiempo hablé de la muerte de una chica conocida. Hoy su perfil ya no está en facebook. Probablemente su familia haya solicitado la baja, lo cual seguramente es lo más acertado... De otro modo, llegaría un momento en que internet, las redes sociales y demás espacios estarían llenos de fantasmas... ¿o ese momento llegará de todas maneras? ---ACTUALIZACIÓN: El perfil sigue habilitado. Antes lo había buscado mal, ahora me avisaron que sigue allí.---

El último post de Báñez sigue recibiendo comentarios, y seguirá así por siempre, o al menos hasta que alguien decida pedirle a Google que lo quite del ciberespacio. Y, en tal caso, ¿Google accederá? Me recuerda la historia de un soldado estadounidense muerto en Irak, cuyos padres le pidieron a Yahoo! que les permitiera ver su cuenta de correo electrónico; la empresa, por motivos de confidencialidad, no se lo permitió, y la Justicia avaló esta decisión...

Mientras, el blog de Báñez seguirá allí. Perdón por lo remanido de la comparación, pero: como la luz de una estrella que ya se apagó.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Perros

Los perros de Madrid no son como los de Varela
en vez de pelearse se hacen amigos
es decir, no le rinden culto al coraje

Además en Madrid no hay perros callejeros
todos tienen su dueño y su comida
su nombre y su collar
son perros del primer mundo
que no saben lo que es cagar y que la mierda quede allí
hasta fusionarse con los elementos

Esos perros de Madrid
sin sarna y sin moquillo
no beben el agua de las zanjas
ni les ladran a las ruedas de los autos
no los afectan la inflación, el precio del dólar, el riesgo país

En Varela, en tanto,
los índices de natalidad y mortalidad perrunas
son más elevados

sábado, 15 de agosto de 2009

Bailá conmigo

Muchos días sin publicar nada. A veces sentimos que la vida nos pasa un poco por arriba. Pero lo más importante es no detenerse. Por eso, para empezar a retomar ritmo, les dejo esta perlita creada por mi gran amigo Octavio, protagonizada por él, por mí y por otros dos de mis grandes amigos, Facundo y Mario. El ridículo bien entendido empieza por casa.

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jueves, 6 de agosto de 2009

«Lo lamento por los ciudadanos de Hiroshima, pero no se pudo evitar el bombardeo ya que entonces estábamos en guerra»

Hoy se cumplen 64 años de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima. El hecho, que derivó en el final de la Segunda Guerra Mundial, marcó indefectiblemente un antes y un después en la historia de la humanidad. En aquel momento, esta ciudad japonesa tenía 320 mil habitantes; 80 mil de ellos murieron en la fracción de segundo posterior a la detonación, y decenas de miles sufrieron -y siguen sufriendo- las heridas y las consecuencias radiactivas.

Hace poco leí el libro Enola Gay, una exhaustiva investigación del ataque atómico sobre Hiroshima. "Enola Gay" fue el nombre del avión desde el cual se realizó el bombardeo atómico. El título original del libro en inglés es Ruin From The Air ("Ruina desde el aire"), y sus autores son los estadounidenses Gordon Thomas y Max Morgan-Witts. Más allá de todos los datos y detalles que la lectura del libro aporta, hay algo que es lo primero que uno lee y que ya, desde el comienzo, lo dejan azorado: una serie de frases y citas relacionadas con la bomba atómica, que van desde lo aberrante hasta lo grotesco, desde lo sorprendente hasta lo desgarrador. Las reproduzco a continuación.


La bomba atómica jamás explotará, y lo digo como un experto en explosivos.

Almirante William D. Leahy, jefe de Estado mayor
del presidente Roosvelt, marzo de 1945

Toda posible ventaja militar que Estados Unidos pudisese conseguir con las armas nucleares quedaría totalmente oscurecida por las pérdidas psicológicas y políticas, así como por los daños causados al prestigio del país. Estados Unidos incluso podría provocar una carrera armamentística mundial.

Albert Einstein al presidente Roosvelt, abril de 1945

Habrá una corta interrupción mientras bombardeamos nuestro objetivo... ¡Dios mío...!

Capitán Robert A. Lewis, de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos,
copiloto del Enola Gay, 6 de agosto de 1945

Hiroshima no parecía una ciudad destruida por la guerra, sino más bien un fragmento de un mundo que se estaba acabando. La humanidad se había destruido a sí misma, y los supervivientes tenían la impresión de ser suicidas fracasados.

Yoko Ohta, poetisa de Hiroshima

Los japoneses lo sabían muy bien, les habían hablado
de la fuerza que estaban formando los Aliados.
Pero eligieron morir por el Sol Naciente
aferrándose orgullosamente a sus pobres armas.
Pero una atronadora explosión, una luz cegadora
hizo llegar el poder atómico del 509.


Comienzo del poema "Poder atómico", compuesto por el sargento Harry Barnard,
del grupo 509, en Tinian, 6 de agosto de 1945


Si no aceptan ahora nuestras condiciones, deben esperar que, desde el cielo, les llegue la ruina más terrible que se haya contemplado en la Tierra.

El presidente Truman al anunciar oficialmente el lanzamiento
de la bomba atómica sobre Hiroshima, 6 de agosto de 1945


Un logro imponente. No deseo tener nada que ver con eso. Me voy de este mundo. Eso destruirá a la humanidad. Luego tendremos que empezar de nuevo.

Hermann Göering, mariscal del Reich, durante los interrogatorios
relacionados con los crímenes de guerra, 7 de agosto de 1945


¡Nuevos! ¡Sensacionales bombas an-atómicas! ¡Pasen al interior!

Anuncio exterior del teatro Burlesque en el
Times Square de Nueva York, 8 de agosto de 1945


Hay quien considera que jamás debió haberse empleado la bomba atómica [...] y que antes que haber arrojado esa bomba deberíamos haber sacrificado un millón de soldados estadounidenses y un cuarto de millón de británicos en las desesperadas batallas y matanzas de la invasión de Japón. La bomba trajo la paz, pero sólo el hombre puede mantener esa paz.

Winston Churchill, 16 de agosto de 1945

¡Esa bomba atómica es dinamita!


Sam Goldwyn, productor cinematográfico no muy acertado
en la elección de su vocabulario, Hollywood, 20 de agosto de 1945


En mis campos hay algunos tocones que me gustaría volar. ¿Tienen alguna bomba atómica que sea del tamaño preciso para esta labor? Si es así, les ruego que me lo confirmen por correo y me digan cuál es su coste. Creo que me convendría más que la dinamita.

Carta de un granjero de Newport, en Arizona, a una inexistente
compañía de bombas atómicas en Washington D.C., 21 de agosto de 1945


A nadie se le ocurrió pensar entonces que no todo el mundo nos consideraría héroes.


Robert Caron, veterano de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos
y artillero de cola del Enola Gay, 20 de agosto de 1975


Lo lamento por los ciudadanos de Hiroshima, pero no se pudo evitar el bombardeo ya que entonces estábamos en guerra.

Emperador Hiro-Hito en rueda de prensa celebrada en Tokio,
al regreso de su viaje por Estados Unidos, noviembre de 1975

jueves, 23 de julio de 2009

Demasiados ausentes para una situación dramática

Como le pasa a mucha gente, a mí el facebook me permitió reencontrar, a la distancia, a mucha gente a la que llevaba mucho tiempo sin ver. Y no sólo eso: también encontrarme con algunas de sus actividades, noticias e ideas. Me encanta que esa red social, a la que muchos no le ven ningún sentido y a la que otros le dan usos inútiles e incluso perjudiciales para sí mismos y su propia intimidad, me permita llegar a textos, imágenes y otros enlaces excelentes que publican viejos y nuevos amigos y conocidos.

Uno de esos casos es un texto escrito por Marcelo Ciaramella, un sacerdote a quien frecuenté en una de mis vidas pasadas, cuando traté (sin éxito) de ser católico. Aunque no lo conozco mucho, sé que Marcelo (quien además es licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades y actualmente desarrolla su labor sacerdotal en Quilmes) es un tipo macanudísimo, y su texto -un comentario crítico de la última carta encíclica de Benedicto XVI- una de esas cosas que sirven para entender que, cuando se habla de "la Iglesia" como un bloque, hay que tener cuidado: en ese colectivo hay muchísima gente, y muchas personas muy valiosas. Las generalizaciones son peligrosas, y a veces pagan justos por pecadores.

El texto se titula como este post, "Demasiados ausentes para una situación dramática". No hace falta conocer la carta encíclica para entenderlo, y realmente vale la pena tomarse unos minutos para leerlo. Están invitados:

El título ya refleja mi sensación primera al leer el reciente documento papal sobre el desarrollo humano integral. La situación del mundo, esto es humanidad y entorno, se acerca al límite donde el tiempo para revertir la crisis se convertirá en cuenta regresiva.

Mis expectativas. ¿Qué esperaba que dijera un documento que intentaría reflejar una mirada cristiana del desarrollo humano? Esperaba un clamor urgente, más que una reflexión rica y valorable. El tiempo no está a favor. Esperaba una reflexión sobre la verdad, pero no como un monopolio de la fe católica, sino como una sinfonía que nace en la pluralidad para llegar a la unidad. Hubiera esperado alzar la voz contra la injusticia, la desigualdad, el genocidio y el ecocidio, en favor de los pobres de la señalando causas y causantes, obviando generalizaciones que parecen culpar por igual a víctimas y victimarios. En realidad hubiera esperado un documento interreligioso, intercultural, profético, esperanzador sobre la situación del mundo y con un llamamiento enérgico al cambio, ofreciendo caminos, denunciando maldades y omisiones, autocriticando el lugar que deberíamos asumir como Iglesia, llamando a gestos concretos de resistencia pacífica a la violencia del capitalismo liberal
...

miércoles, 22 de julio de 2009

Todo lo demás es cultura

«Las ciudades extrañas siempre mienten la promesa de placeres novedosos. Pero cuando te metes en su dura geografía descubres la impenetrabilidad de los cuerpos, la repetida vulgaridad de las situaciones y las personas. Si quería ligar debía ir por las buenas a un cuerpo de alquiler o a una larga escaramuza verbal de dudoso resultado. Le fastidiaba todo el ceremonial previo, toda la etapa de persuasión. Este tipo de comunicación debiera ser automático. Un hombre mira a una mujer y la mujer dice sí o no. Y a la inversa. Todo lo demás es cultura.»

Manuel Vázquez Montalbán, Tatuaje [1976]

lunes, 20 de julio de 2009

Feliz día, amigos queridos

De casi todo se puede hablar y escribir mucho, pero de casi todo vale infinitamente más lo que uno hace que lo que uno dice.

Esa afirmación se ajusta con exactitud a la amistad. Lamentablemente, como dice Dolina, "en estos tiempos, la amistad es más un tema de conversación que una actividad concreta. [...] Es relativamente fácil encontrar personas dispuestas a escribir canciones sobre los amigos. En cambio es bastante más difícil conseguir que esas mismas personas le presten a uno dinero".

A lo de componer canciones se pueden agregar hoy en día cosas como mandar mensajes masivos, escribir cosas en el facebook o posts en blogs. Como éste.

Así que, para no seguir incurriendo en esta especie de contradicción, simplemente les dejo un enorme saludo a todos mis amigos. Feliz día y gracias por estar, cada uno desde su lugar, siempre.

Visiones


Tomado de aquí

miércoles, 15 de julio de 2009

Sanfermines: una digresión acerca de la tauromaquia

[El post de ayer tuvo algunos comentarios que me dejaron pensando: por un lado, alguien decía que ve la tauromaquia como "una atrocidad fuertemente atractiva", para la que le cuesta encontrar justificaciones pero por la que no puede dejar de disfrutar. Otro señalaba que no puede evitar ponerse contento cuando los toros alcanzan a "alguno de los giles que participan de eso". Todo eso me dejó pensando, una vez más, en los porqués de este tipo de celebración. Y en la vida y la muerte. Algo de eso está acá.]

EL PUEBLO - Alguien me dijo que, hasta hace poco, España era algo así como un rejuntado de pueblos. La figura de los pueblos está muy presente en la identidad española, mucho, muchísimo más que en la de los argentinos. Por ejemplo, la mayoría de la gente de Madrid en el verano o cada tanto se va "al pueblo". Y uno los escucha decir "mi pueblo", y se pregunta si es que son originarios de allí, y tal vez sí, o quizá es el pueblo de sus padres, o incluso el de sus abuelos. Pero ellos dicen "mi pueblo", y es allí donde se van a pasar días, donde tienen sus recuerdos de veranos larguísimos de la infancia, donde se alejan del agobio de la ciudad.

LA CIUDAD - Precisamente, los que siempre vivimos en la ciudad estamos muy alejados de muchas cosas naturales que los seres humanos han hecho por siglos y que dejamos de realizar hace relativamente poco tiempo. Por ejemplo, matar animales para comérnoslos. Hoy en día vamos a la carnicería y le pedimos al señor que atiende que nos corte medio kilo de churrascos o una tira de asado, o directamente vamos a la heladera del supermercado y tomamos una de las bandejitas empaquetadas que nos muestra la carne reluciente y rojísima. Y sin embargo, si sólo pensamos en el animal que tiene que morir para que nos comamos su carne, nos ponemos mal: no podemos verlo morir, no podemos ni siquiera verlo vivo porque nos encariñaremos con él y luego no podremos comer sus partes, etc.

LA MUERTE - Pero en los pueblos o sigue siendo así o fue así hasta hace no mucho. Mónica me cuenta que recuerda de cuando era chica las matanzas de animales en Cantalejo ("su pueblo" de Segovia). Por ejemplo: los gritos desgarradores de los cerdos cuando los pinchaban en el cuello para que manara la sangre y la gente pudiera juntarla en baldes y luego, con ella, poder hacer morcillas y otros productos. Y el pobre chancho se iba muriendo allí, de a poco, en una agonía terrible, y ningún defensor de los derechos de los animales se aparecía por allí para presentar una demanda. Del cerdo se aprovecha todo, dicen por aquí. Una vez entré en un bar y vi que a alguien le pusieron un platito con pedacitos de carne y me dieron ganas de comer eso mismo, y le pregunté al mozo qué era, y me dijo: "Morro de cerdo". O sea, carne de la cara del chancho. Le pedí una tapa y yo también la comí.

LA FIESTA - ¿A dónde pretendo llegar con esto? Esto es parte del proceso de mi búsqueda de entender la relación de la gente con la muerte de animales. Es decir, ¿por qué la muerte es parte de la fiesta? Porque lo que antiguamente se festejaba era la llegada del verano, haber sobrevivido a un invierno más, disfrutar del escaso período de clima generoso antes de que vuelvan los terribes fríos, que la cosecha haya sido buena, que los animales sean grandes y sanos, etc. ¿Y qué se hacía con estos animales? Se los mataba. Y eso era una fiesta.

EL VALOR - Por supuesto, no es sólo eso. Los orígenes de las corridas de toros están relacionados con rituales milenarios, con sacrificios religiosos, con el circo romano, etc. Y su eje no es la muerte del toro, sino el valor de la persona que lo enfrenta. Hay, por supuesto, otras formas de probar y mostrar valor. Pelearse con alguien en un boliche/una discoteca, escalar una montaña, tirarse desde lo alto de un puente con los pies atados a una soga que impide reventarse contra el suelo, alistarse para ir a la guerra, son algunas de esas formas. No ahora, pero en sus comienzos, enfrentar de pie a un toro de más de media tonelada sin más armas que una muleta y una espada habrá sido una más de esas maneras.

La excelente primera foto la sacó Francisco en el encierro del domingo. La publicó en su blog. Las otras dos las tomé de periódicos en internet.

martes, 14 de julio de 2009

Primeras impresiones de los Sanfermines

Recién llegado de los Sanfermines, siento que quiero contar un montón de cosas pero no sé cómo ordenarlas. Así que las voy a contar así como me vayan saliendo.

UNO - Alguien me puso en el facebook antes de que fuera: "Preparate para ver sangre..." Luego explicaba: "Siempre me intrigó que la muerte fuera parte de una fiesta", aunque luego aclaraba: "Como nunca estuve no puedo decir mucho", y me pedía que yo transmitiera mis impresiones. Con relación a esto, la primera impresión que se me ocurre destacar es que la fiesta incluye la muerte de los toros pero que es mucho más que eso.

No por nada, otra persona -un chico argentino que hace tres años estuvo en los Sanfermines- me había puesto en el fb que se llevó "la impresion de haberse encontrado con un sentimiento de alegría pura en la gente". Yo no sé si lo que vi fue alegría pura, pero sí que fue muchísima alegría, ganas de divertirse, de pasarla bien con amigos, de disfrutar. Todo el mundo en la calle, la música, el baile, los fuegos artificiales, todo con la intención de divertirse y pasárselo bien.

DOS - A los argentinos, cuando opinamos sólo viendo los encierros por la tele, nos parece que eso es una completa idiotez sin ningún sentido. Y quizá lo sea, pero lo que seguro no es es sólo eso que nos ponen en la tele.

Por ejemplo, yo antes de venir a España no sabía que en muchas ciudades y pueblos hay encierros. Tampoco sabía por qué se llaman "encierros", si en realidad lo que parece es lo contrario: un montón de toros que estaban encerrados son liberados para que corran a la gente. La explicación es la siguiente: esos toros son los que se matarán durante las corridas de la tarde. En la mañana de cada día de feria (fiesta), se transporta a los animales desde los campos o dehesas de las afueras de la ciudad hasta la plaza de toros, donde se los encierra a la espera de las corridas de la tarde. En cada corrida se matan seis toros; ¿por qué vemos más toros corriendo a la gente en San Fermín? Porque además van los cabestros, que son bueyes mansos que se usan como guía de los toros.

TRES - ¿De dónde surge la costumbre de correr delante de los toros? No lo sé, pero sí sé que es un grave error lanzarse a eso como una simple aventura o como una forma de sentir adrenalina, como si fuera lo mismo que subirse a una montaña rusa. Eso es subestimar el peligro real que el encierro implica. Por eso, hay gente que se especializa en el tema: entrena, se prepara gran parte del año, participa de muchos encierros, tiene conocimiento teórico sobre la cuestión. Y muchos de ellos, para colmo, deben sufrir a los irresponsables que corren borrachos, en sandalias o sin conocimiento alguno y que obstaculizan el paso, ocasionan incidentes y ponen en riesgo sus vidas y las de los demás.

CUATRO - Ernest Hemingway es el máximo responsable de mi enorme cambio de perspectiva con relación al tema toros (tauromaquia, mejor dicho). Más concretamente, leer su novela Fiesta.

Ese libro cuenta una serie de aventuras de un grupo de personajes estadounidenses y franceses que van a una edición de los sanfermines en la década de 1920. Me gustó tanto que luego me crucé con una edición de El verano peligroso con un prólogo de Rodrigo Fresán, el cual empieza diciendo que el Hemingway que escribe este relato en 1959 no tiene nada que ver con el que publicó Muerte en la tarde, su gran libro sobre toros, en 1932... por lo cual lo que hice fue leer primero Muerte en la tarde y luego El verano peligroso. Y no es que ahora sea un taurino, ni mucho menos, no dejo de ver una atrocidad en esa forma de matar a los animales.

Pero sí lo veo de otro modo, es decir: mi mirada dejó de ser la de alguien que miraba con absoluta perplejidad "que la muerte fuera parte de una fiesta" (para tomar las palabras de mi amigo) y pasó a ser la de alguien que, sin estar de acuerdo, puede llegar a comprenderlo.

Referencias de las fotos, de arriba hacia abajo:

1. Una postal de la alegría. De derecha a izquierda, estamos Elena, yo, Mónica, Francisco, Azucena, unos cuantos desconocidos y, sobre la izquierda, Raquel.


2. Momentos previos al encierro. Los balcones se llenan de gente que aprecia el espectáculo en vivo y en directo y con vista preferencial.

3. Una imagen clásica: los pamplonicas durmiendo en los parques. Recuperando energías para, más tarde, continuar la juerga.

4. Geniales los toros de Kukuxumusu observando los encierros desde los balcones.

5. El plantel completo de nuestro viaje. De derecha a izquierda: Mónica, yo, Azucena, Esther, Raquel, Elena, Allen y, agachado, Francisco.


[Continuaré en un próximo post]

viernes, 10 de julio de 2009

¡A los Sanfermines!

Esta tarde saldré junto a varios amigos para Pamplona, para disfrutar, desde esta noche y hasta el lunes, de los Sanfermines.

Es -dicen- una de las tres fiestas más populares y masivas del mundo, junto con los carnavales de Río y el Oktoberfest de Munich. Pamplona tiene habitualmente 200 mil habitantes, y para estas fechas la cantidad de gente que la puebla se multiplica por cinco: un millón de personas dan vueltas, saltan, gritan, bailan y se emborrachan por sus calles. Algunos, además, corren delante de una manada de toros. Cada tanto uno de estos muere a causa de las heridas infligidas por un toro; a uno de cada 100 mil corredores le pasa, escuché como estadística esta mañana. Esta mañana, precisamente, luego del primer muerto en seis años.

Ya tengo preparado mi uniforme (ropa blanca, pañuelo rojo al cuello, la camiseta de River es ideal para lucir por allí) y el resto de mis cosas. A ver cómo la pasamos. Anoche, como preludio, me encontré en Madrid con un grupo de argentinos y españoles residentes en Pamplona y que, este fin de semana, se vinieron de paseo a la ciudad. Me estuvieron dando un montón de indicaciones, sugerencias, recomendaciones y datos para aprovechar al máximo estos días. Y en un papelito, que llevé para tal fin, una de las chicas del grupo garabateó una información tan valiosa como los mapas que los antiguos piratas seguían en sus pericipecias de ultramar.


Sé que el lector promedio no entenderá casi nada de los papelitos.
Pero ¿qué se creen, que los mapas de los piratas eran mucho mejores?


El próximo post será a la vuelta de la fiesta. ¡Viva San Fermín!

miércoles, 8 de julio de 2009

Chau, Gabriel, gracias por todo

Qué dolor, qué pena. Me enteré hace un rato de la muerte de Gabriel Báñez. Se suicidó, dicen los diarios.

Lo conocí a principios de 2007, cuando le hice una entrevista en su oficina de la editorial La Comuna, en el Pasaje Dardo Rocha, de La Plata. Un tipo macanudísimo. Le saqué la foto que está acá arriba. Le llevé unos cuentos míos, y los leyó, y tiempo después me escribió un mail con algunos comentarios. Comentarios que yo, cuando edité unas versiones caseras -Bubok mediante- de esos cuentos en libro, usé como texto de contratapa (foto - click para agrandar).

En agosto de 2007, cuando estaba por venirme a España, me encontré con él en el Café de las Artes de La Plata. Compartimos un cortado y, con la mejor onda, me pasó un par de contactos de conocidos suyos aquí. Luego nos escribimos varias veces. Seguía su blog, uno de los pocos que está linkeado en mi columna de la derecha.

El año pasado, Gabriel publicó una elogiosa reseña de mi libro Támesis y Otros Cuentos en el diario El Día, de La Plata. Tiempo después comenzó un texto sobre El violento oficio de escribir, la antología de textos periodísticos de Rodolfo Walsh reeditada por De la Flor, con una pregunta y una respuesta de la entrevista que, poco antes, yo le había hecho a Daniel Divinsky.


Lo último que supe de él fue por un mail de La Comuna, que me informaba que podía ver un video de Báñez presentando su última novela en CuentoMiLibro.com.



El último mail suyo lo recibí el día de mi último cumpleaños, el 24 de febrero. Me decía: "Ando con algunos problemas personales, en fin, espero se solucionen. No sé. Aquí La cisura anda muy bien en ventas (raro que lo digan los mismos editores) y con críticas buenas también, la última en ADN". ¿Habrán tenido que ver esos problemas personales con su adiós? No lo sé, y no importa mucho. Lo que importa es que hemos perdido a un gran escritor (algunas de sus novelas, como Los chicos desaparecen, El curandero del cuarto oscuro y Virgen son formidables) y a una excelente persona.

Te extrañaremos. Gracias por todo, Gabriel.

miércoles, 24 de junio de 2009

Bondis a Finisterre, orgullo nacional...

Así como los argentinos tenemos nuestros orgullos chauvinistas y nos creemos los creadores de la birome, el dulce de leche, el colectivo y la primera transmisión de radio (y el 6 a 0 a Perú y muchas otras cosas más, diría La Bersuit), descubro que en España existe al menos un mito similar: los españoles se creen los inventores del metegol. Lo llaman futbolín, y su creador -según ellos- fue Alejandro Finisterre, un gallego nacido en 1919 y muerto hace un par de años, en 2007.

Existen muchas versiones acerca del invento del fútbol de mesa, para usar su nombre genérico, algunas de las cuales afirman que ya existía para 1890. Eso, sumado a las curiosidades de la historia de Finisterre (por ejemplo, que patentó su creación en 1937 pero que perdió los papeles poco después, cuando tuvo que exiliarse en Francia a causa de la Guerra Civil), hacen que uno, al menos, desconfíe. La imagen de aquí al lado cuenta esa historia: es el dorso del papelito correspondiente al 8 de junio, de un almanaque de la casa de los abuelos de Mónica.

¿Habrá influido en algo el seudónimo de este hombre, que en realidad se llamaba Alejandro Campos Ramírez (y que es recordado como padre del futbolín a pesar de haber hecho más méritos, como ser el albacea de León Felipe, además de combatir para el bando republicano durante la guerra), en el título del disco de Los Redondos Último bondi a Finisterre? La frase incluye dos palabras que resumen ese tonto orgullo que argentinos y españoles solemos sentir por "lo nacional"...

Me quedo con un delirante diálogo entre Chandler y Phoebee, en un capítulo de Friends. Joey se había ido a vivir solo, y Chandler, como no tenía con quién jugar al metegol, le propone una partida a su amiga. La rubia -me encantaría tener una hermana como ella- le responde algo así como: "¿Qué es esto? ¿Veinte tipos unidos por un caño de acero, sin brazos, obligados a jugar para siempre al fútbol? Deberían intervenir los organismos de derechos humanos..."

martes, 23 de junio de 2009

[Robotech] Aquellos 36 capítulos

[Segunda entrega de la serie que anuncié en este post de hace un par de semanas]

Todo se centra y se concentra, se cifra y se prevé en los 36 capítulos que conforman la serie original: Macross. Allí se condensa la magia que generará todo lo demás.

Como en casi todas las grandes historias, hubo un elemento externo inesperado y fortuito que ocupó un papel relevante: en 1985, cuando la Harmony Gold quiso importar Macross tras su fenomenal éxito en Japón, las cadenas de TV de Estados Unidos sólo admitían series de al menos 65 episodios. Así, a causa de esa necesidad, nació la saga de Robotech.

Pero ¿qué tenía aquella serie (cuyo título completo original es "Chō Jikū Yōsai Makurosu", que quiere decir "Macross, la Fortaleza Superdimensional") para ser tan especial y revolucionar el mundo de las animaciones? Creo que, básicamente, tres cosas:

1. Una altísima calidad en sus dibujos, que superaba por lejos a lo que se había hecho por entonces;

2. Unos personajes profundos, con muchos matices, en lugar de los tradicionales estereotipos; y

3. Un guión muy bien elaborado, que no plantea la clásica e infantil batalla del Bien contra el Mal, sino un conflicto de intereses.

Además, por primera vez los mechas y sus transformaciones eran creíbles y coherentes. Pero eso no era lo fundamental: las máquinas, los aviones, sus metamorfosis y las batallas espaciales estaban puestas al servicio de la historia, cuyo eje consistía en los sentimientos de los protagonistas: los romances, los caídos en combate, los desengaños, el efecto de la música, el amor entre humanos y extraterrestres. La escena del capítulo 27 ("La fuerza de las armas" en Robotech, "El amor se aleja lentamente" en Macross) en la que los Zentraedi lanzan un ataque masivo que casi devasta la Tierra pero finalmente son vencidos por las fuerzas del SDF-1 gracias a la música de Minmei, para un fan, es tan emocionante y conmovedora como la escena de la Marsellesa en Casablanca.

Esos 36 capítulos son la serie original de Macross y, algo modificados, son también la primera saga de Robotech. A partir de ellos se desarrollaron dos universos, con una incontable cantidad de continuaciones, secuelas y precuelas, historietas, películas, OVAs, juegos, etc. Nada de todo eso existiría sin aquellos 36 capítulos, poco más de 13 horas de video, esa fantástica historia que es lo único que ambos mundos tienen en común.

Enlace: McAnime.net (allí se puede descargar la serie completa de Macross, versión original en japonés con subtítulos en castellano)

lunes, 22 de junio de 2009

No, el dólar no!!!

Como conté unos posts atrás, hace unos días estuve buceando en mi pasado, borrando mensajes viejos y salvaguardando lo poco que valía la pena. Así fue como di con un correo de Francisco que se titulaba como este post: "No, el dólar no!!!". Lo envió el sábado 14 de julio de 2001, luego de ver la foto de la derecha, tomada en algún rincón de la city porteña. Y es que, a pesar de la Ley de Convertibilidad, que llevaba vigente una década, el peso argentino y el dólar no estaban exactamente 1 a 1. Faltaban unos pocos meses para aquellas elecciones del voto bronca, el corralito, el estallido, la caída de De la Rúa...

Ahora, a pocos días de unas nuevas elecciones en la Argentina y con el dólar a 3,80 (es decir, los mismos niveles que en el peor momento de la crisis, cuando promediaba el primer semestre de 2002), no faltan quienes auguran una nueva devaluación luego de los sufragios. ¿Será? Por lamentable que resulte, no sorprendería. Sabemos que nuestras cíclicas mega-crisis económicas tienen lugar aproximadamente cada diez años: 1982/1989/2001/201¿...?

¿Tendremos que esperar la siguiente? ¿O es que, de una buena vez, podemos esperar que las cosas más o menos, un poquitito, apenas, se encarrilen un poco, para permitirnos soñar con que en algún momento futuro, a largo, a muy largo plazo, podremos tener un país mejor?

viernes, 19 de junio de 2009

Extingámonos, dale

Estoy leyendo un libro que me está, como suele decirse, partiendo la cabeza. Se llama El mundo sin nosotros, y su autor se llama Alan Weisman. Describe qué pasaría con el mundo si la humanidad se extinguiera, no por una catástrofe natural ni una hecatombe nuclear, sino simplemente qué pasaría si, de pronto, los seres humanos ya no estuviéramos aquí. Es una obra fascinante.

Pero el objetivo de este post no es hablar del libro (al que le dedicaré uno más adelante), sino contar otra cosa. Lo que pasa es esto:

Resulta que a partir de esta lectura, suelo decir que lo mejor que le podría pasar al mundo es que la humanidad desapareciera. Que nos extinguiéramos lo antes posible. Pero no lo digo en serio, por supuesto.

Ahora bien, hoy busqué en la Wikipedia el artículo sobre El mundo sin nosotros y allí hay un enlace que lo relaciona con un grupo llamado Movimiento por la Extinción Voluntaria de la Humanidad (VHEMT, por su sigla en inglés). Es decir que, una vez más, descubrí que eso que se me ocurre a mí ya se le ocurrió a otros antes y mejor. Este movimiento se creó en 1991 y no propone salir a asesinar gente para salvar el mundo, pero sí no tener más hijos. De este modo, la población de seres humanos se reduciría hasta desaparecer. Pero sin sufrimientos, claro: vive todo lo que puedas, disfruta al máximo, y luego muere. Ese es el lema del movimiento.

"La lenta desaparición de la raza humana a través del cese voluntario de la procreación le permitirá a la biósfera terrestre recuperar la salud", explica el sitio web. "El hacinamiento y la escasez de recursos se aliviarán a medida que reduzcamos nuestra densidad".

Curiosamente, la fundación del movimiento fue un año antes de la publicación de la novela The Children of Men, de P. D. James (en el cual se basa la película Children of Men, protagonizada por Clive Owen), que plantea un mundo futuro -es el año 2027- en el que no hay niños, porque han dejado de nacer. La persona más joven vive en Buenos Aires y nació... en 2009.

La mayoría de los ecologistas critican estos grupos de ideas radicales, pero que existen, existen. Este movimiento se conoce con sus siglas en inglés VHEMT (de Voluntary Human Extinction Movement), que se pronuncia habitualmente como vehement, por lo cual sus miembros se autodenominan "vehementes". Y eso piden: que nos extingamos voluntaria, masiva, vehementemente.

jueves, 18 de junio de 2009

Manías

1

Estimo que todos tenemos manías. Más pequeñas o más grandes, pero todos coincidimos en poseer al menos algunas supersticiosas convicciones acerca de que si dejamos de hacer o de llevar con nosotros tal o cual cosa de tal o cual determinado modo, algo terrible podría ocurrir. Algo así como si el destino del universo dependiera de que no pisemos los bordes de las baldosas en las veredas, de si dejamos todas las puertas bien cerradas o bien abiertas pero no entornadas, o de si el número de personas que nos cruzamos en el trayecto del trabajo a casa es par o impar. En este post confesaré una de las mías.

2

Cuando estoy en mi barrio de Florencio Varela, para llegar a mi casa, las últimas cinco cuadras las hago caminando por la calle, ya que las veredas son muy desparejas y defectuosas. El asfalto de esa calle tiene rayas de brea, cuyo sentido no me queda del todo claro, aunque supongo que tendrán que ver con la posibilidad de que el concreto tenga espacio para expandirse sin quebrarse a causa del calor del verano. La cuestión es que esas rayas de brea trazan una línea longitudinal, que parece servir de guía para los autos y de división de ambas manos de la calle, y muchas líneas transversales, a una distancia regular unas de otras.

Precisamente, al avanzar uno va cruzando esas líneas transversales, y aquí es donde mi aparece mi manía, que no consiste en evitar pisar esas líneas (algo que podría ser una manía bastante común, creo), sino en contar los pasos que doy entre línea y línea. Yendo a ritmo normal, doy ocho pasos por cada espacio entre líneas. No puedo evitar contar cuántos pasos doy entre línea y línea, y como tienen que ser ocho, muchas veces me descubro dando pasos más breves para no llegar a la raya siguiente con menos de ocho pasos, o bien doy pasos de más que luego se descuentan del siguiente fragmento, etc.

No sólo eso: además, en mi alucinada mente, mis pasos van formando segmentos, cada par de pasos un segmento, de modo tal que el primer par de pasos forma un segmento que le corresponde a la raya de brea transversal que acabo de pasar, el segundo par de pasos forma un segmento que se relaciona con la primera mitad del trazado de brea longitudinal del espacio que estoy atravesando, el tercer par de pasos se relaciona con la segunda mitad de esa raya, y el cuarto y último par de pasos, con la raya de brea transversal que estoy a punto de superar.

No es una manía obsesiva, por supuesto, pero muchas veces me descubro -repito la expresión porque es la que mejor describe la experiencia- prestando atención a eso en el plano más profundo de mi pensamiento, a pesar de que viniera (o creyera venir) concentrado en otros asuntos, como qué voy a mirar en la tele al llegar a casa, quién era el 8 de River en el equipo que ganó el Clausura 97 o la letra de una canción.

3

Y como ayer hablaba con alguien acerca de que casi nadie deja comentarios en el blog y que uno de los posibles motivos sea que mis posts son muy "cerrados", dejo este abierto y pregunto: ¿Cuál es tu manía, lector?

(Lo bueno de esto es que si, como es probable, nadie deja comentarios, puedo deducir que la manía de quienes lean estas líneas es no dejar comentarios en mi blog...)