jueves, 6 de agosto de 2009

«Lo lamento por los ciudadanos de Hiroshima, pero no se pudo evitar el bombardeo ya que entonces estábamos en guerra»

Hoy se cumplen 64 años de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima. El hecho, que derivó en el final de la Segunda Guerra Mundial, marcó indefectiblemente un antes y un después en la historia de la humanidad. En aquel momento, esta ciudad japonesa tenía 320 mil habitantes; 80 mil de ellos murieron en la fracción de segundo posterior a la detonación, y decenas de miles sufrieron -y siguen sufriendo- las heridas y las consecuencias radiactivas.

Hace poco leí el libro Enola Gay, una exhaustiva investigación del ataque atómico sobre Hiroshima. "Enola Gay" fue el nombre del avión desde el cual se realizó el bombardeo atómico. El título original del libro en inglés es Ruin From The Air ("Ruina desde el aire"), y sus autores son los estadounidenses Gordon Thomas y Max Morgan-Witts. Más allá de todos los datos y detalles que la lectura del libro aporta, hay algo que es lo primero que uno lee y que ya, desde el comienzo, lo dejan azorado: una serie de frases y citas relacionadas con la bomba atómica, que van desde lo aberrante hasta lo grotesco, desde lo sorprendente hasta lo desgarrador. Las reproduzco a continuación.


La bomba atómica jamás explotará, y lo digo como un experto en explosivos.

Almirante William D. Leahy, jefe de Estado mayor
del presidente Roosvelt, marzo de 1945

Toda posible ventaja militar que Estados Unidos pudisese conseguir con las armas nucleares quedaría totalmente oscurecida por las pérdidas psicológicas y políticas, así como por los daños causados al prestigio del país. Estados Unidos incluso podría provocar una carrera armamentística mundial.

Albert Einstein al presidente Roosvelt, abril de 1945

Habrá una corta interrupción mientras bombardeamos nuestro objetivo... ¡Dios mío...!

Capitán Robert A. Lewis, de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos,
copiloto del Enola Gay, 6 de agosto de 1945

Hiroshima no parecía una ciudad destruida por la guerra, sino más bien un fragmento de un mundo que se estaba acabando. La humanidad se había destruido a sí misma, y los supervivientes tenían la impresión de ser suicidas fracasados.

Yoko Ohta, poetisa de Hiroshima

Los japoneses lo sabían muy bien, les habían hablado
de la fuerza que estaban formando los Aliados.
Pero eligieron morir por el Sol Naciente
aferrándose orgullosamente a sus pobres armas.
Pero una atronadora explosión, una luz cegadora
hizo llegar el poder atómico del 509.


Comienzo del poema "Poder atómico", compuesto por el sargento Harry Barnard,
del grupo 509, en Tinian, 6 de agosto de 1945


Si no aceptan ahora nuestras condiciones, deben esperar que, desde el cielo, les llegue la ruina más terrible que se haya contemplado en la Tierra.

El presidente Truman al anunciar oficialmente el lanzamiento
de la bomba atómica sobre Hiroshima, 6 de agosto de 1945


Un logro imponente. No deseo tener nada que ver con eso. Me voy de este mundo. Eso destruirá a la humanidad. Luego tendremos que empezar de nuevo.

Hermann Göering, mariscal del Reich, durante los interrogatorios
relacionados con los crímenes de guerra, 7 de agosto de 1945


¡Nuevos! ¡Sensacionales bombas an-atómicas! ¡Pasen al interior!

Anuncio exterior del teatro Burlesque en el
Times Square de Nueva York, 8 de agosto de 1945


Hay quien considera que jamás debió haberse empleado la bomba atómica [...] y que antes que haber arrojado esa bomba deberíamos haber sacrificado un millón de soldados estadounidenses y un cuarto de millón de británicos en las desesperadas batallas y matanzas de la invasión de Japón. La bomba trajo la paz, pero sólo el hombre puede mantener esa paz.

Winston Churchill, 16 de agosto de 1945

¡Esa bomba atómica es dinamita!


Sam Goldwyn, productor cinematográfico no muy acertado
en la elección de su vocabulario, Hollywood, 20 de agosto de 1945


En mis campos hay algunos tocones que me gustaría volar. ¿Tienen alguna bomba atómica que sea del tamaño preciso para esta labor? Si es así, les ruego que me lo confirmen por correo y me digan cuál es su coste. Creo que me convendría más que la dinamita.

Carta de un granjero de Newport, en Arizona, a una inexistente
compañía de bombas atómicas en Washington D.C., 21 de agosto de 1945


A nadie se le ocurrió pensar entonces que no todo el mundo nos consideraría héroes.


Robert Caron, veterano de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos
y artillero de cola del Enola Gay, 20 de agosto de 1975


Lo lamento por los ciudadanos de Hiroshima, pero no se pudo evitar el bombardeo ya que entonces estábamos en guerra.

Emperador Hiro-Hito en rueda de prensa celebrada en Tokio,
al regreso de su viaje por Estados Unidos, noviembre de 1975

1 comentario:

Octavio Echevarría dijo...

El mundo fue construyendo durante miles de años, un camino que derivó necesariamente en el tristísimo destino que fue Hiroshima. Me gustaría creer que después de eso sólo puede mejorarse, pero no lo creo realmente. Me parece que vivimos ciclos de oscuridad más o menos crueles, los cuales, como en una órbita elíptica, nos acercarán a horrores quizás superiores, acaso desconocidos.