martes, 20 de julio de 2010

Feliz día

Suele repetirse una frase: "Un amigo es un hermano que se elige". Creo que la frase se equivoca dos veces. Primero, porque conozco a muchas personas que no quieren a sus hermanos, que están distanciados o redondamente peleados, que no se hablan, que tienen problemas de dinero, etc., etc. Segundo, porque uno no elige -al menos no siempre- a sus amigos. Los amigos y las amigas son personas que la vida nos pone en el camino, o mejor, la vida hace que sus caminos se crucen con los de uno, y entonces tienen lugar una serie de acontecimientos (afinidades o gustos comunes, experiencias compartidas, etc.) que derivan en una amistad.

En este momento de mi vida estoy lejos de mis amigos, de mis mejores amigos. Por supuesto, siento una herida, que me falta algo. Lo compensan otras cosas, pero la herida está ahí.

Amigos, he pensado mucho en ustedes últimamente. En cómo nos conocimos, en cómo se forjó nuestra relación. Descubrí que noy soy una persona de hacer amigos rápidamente, que con mis mejores amigos y amigas la relación se fue construyendo de a poco. Como esas obras faraónicas de la antigüedad, a las que uno contempla y se pregunta: ¿cómo las habrán hecho, sin la tecnología de nuestros días? Muchos agregan: ¿será obra de extraterrestres? La respuesta no tiene nada que ver con eso. Es simple: despacito, ladrillo sobre ladrillo.

La amistad tampoco tiene nada que ver con marcianos ni con tecnología (aunque ésta ayude a construirla: el teléfono, el e-mail, el facebook, este post). Y sí con acomodar ladrillo sobre ladrillo, cada uno en su momento y en su lugar.

Feliz día, a todos, ya saben quiénes.