martes, 14 de julio de 2009

Primeras impresiones de los Sanfermines

Recién llegado de los Sanfermines, siento que quiero contar un montón de cosas pero no sé cómo ordenarlas. Así que las voy a contar así como me vayan saliendo.

UNO - Alguien me puso en el facebook antes de que fuera: "Preparate para ver sangre..." Luego explicaba: "Siempre me intrigó que la muerte fuera parte de una fiesta", aunque luego aclaraba: "Como nunca estuve no puedo decir mucho", y me pedía que yo transmitiera mis impresiones. Con relación a esto, la primera impresión que se me ocurre destacar es que la fiesta incluye la muerte de los toros pero que es mucho más que eso.

No por nada, otra persona -un chico argentino que hace tres años estuvo en los Sanfermines- me había puesto en el fb que se llevó "la impresion de haberse encontrado con un sentimiento de alegría pura en la gente". Yo no sé si lo que vi fue alegría pura, pero sí que fue muchísima alegría, ganas de divertirse, de pasarla bien con amigos, de disfrutar. Todo el mundo en la calle, la música, el baile, los fuegos artificiales, todo con la intención de divertirse y pasárselo bien.

DOS - A los argentinos, cuando opinamos sólo viendo los encierros por la tele, nos parece que eso es una completa idiotez sin ningún sentido. Y quizá lo sea, pero lo que seguro no es es sólo eso que nos ponen en la tele.

Por ejemplo, yo antes de venir a España no sabía que en muchas ciudades y pueblos hay encierros. Tampoco sabía por qué se llaman "encierros", si en realidad lo que parece es lo contrario: un montón de toros que estaban encerrados son liberados para que corran a la gente. La explicación es la siguiente: esos toros son los que se matarán durante las corridas de la tarde. En la mañana de cada día de feria (fiesta), se transporta a los animales desde los campos o dehesas de las afueras de la ciudad hasta la plaza de toros, donde se los encierra a la espera de las corridas de la tarde. En cada corrida se matan seis toros; ¿por qué vemos más toros corriendo a la gente en San Fermín? Porque además van los cabestros, que son bueyes mansos que se usan como guía de los toros.

TRES - ¿De dónde surge la costumbre de correr delante de los toros? No lo sé, pero sí sé que es un grave error lanzarse a eso como una simple aventura o como una forma de sentir adrenalina, como si fuera lo mismo que subirse a una montaña rusa. Eso es subestimar el peligro real que el encierro implica. Por eso, hay gente que se especializa en el tema: entrena, se prepara gran parte del año, participa de muchos encierros, tiene conocimiento teórico sobre la cuestión. Y muchos de ellos, para colmo, deben sufrir a los irresponsables que corren borrachos, en sandalias o sin conocimiento alguno y que obstaculizan el paso, ocasionan incidentes y ponen en riesgo sus vidas y las de los demás.

CUATRO - Ernest Hemingway es el máximo responsable de mi enorme cambio de perspectiva con relación al tema toros (tauromaquia, mejor dicho). Más concretamente, leer su novela Fiesta.

Ese libro cuenta una serie de aventuras de un grupo de personajes estadounidenses y franceses que van a una edición de los sanfermines en la década de 1920. Me gustó tanto que luego me crucé con una edición de El verano peligroso con un prólogo de Rodrigo Fresán, el cual empieza diciendo que el Hemingway que escribe este relato en 1959 no tiene nada que ver con el que publicó Muerte en la tarde, su gran libro sobre toros, en 1932... por lo cual lo que hice fue leer primero Muerte en la tarde y luego El verano peligroso. Y no es que ahora sea un taurino, ni mucho menos, no dejo de ver una atrocidad en esa forma de matar a los animales.

Pero sí lo veo de otro modo, es decir: mi mirada dejó de ser la de alguien que miraba con absoluta perplejidad "que la muerte fuera parte de una fiesta" (para tomar las palabras de mi amigo) y pasó a ser la de alguien que, sin estar de acuerdo, puede llegar a comprenderlo.

Referencias de las fotos, de arriba hacia abajo:

1. Una postal de la alegría. De derecha a izquierda, estamos Elena, yo, Mónica, Francisco, Azucena, unos cuantos desconocidos y, sobre la izquierda, Raquel.


2. Momentos previos al encierro. Los balcones se llenan de gente que aprecia el espectáculo en vivo y en directo y con vista preferencial.

3. Una imagen clásica: los pamplonicas durmiendo en los parques. Recuperando energías para, más tarde, continuar la juerga.

4. Geniales los toros de Kukuxumusu observando los encierros desde los balcones.

5. El plantel completo de nuestro viaje. De derecha a izquierda: Mónica, yo, Azucena, Esther, Raquel, Elena, Allen y, agachado, Francisco.


[Continuaré en un próximo post]

4 comentarios:

Juanfe dijo...

Bonito e interesante texto, Christian. Objetivo, vivencial y limpio.

Cristian Vázquez dijo...

Gracias, Juanfe. Ojalá logre el mismo efecto con lo siguiente que escriba sobre esta experiencia...

Mariano dijo...

Me gustó mucho la nota Cristian, y te cuento que comparto varias de sus sensaciones y opiniones de lo que es la fiesta y la tauromaquia.

Con respecto a esto último, no dejo de encontrarme con una atrocidad pero, al mismo tiempo, fuertemente atractiva. La verdad que siempre me ha costado encontrar razones para justificarlo (creo que he renunciado a ello), pero no puedo dejar de disfrutar del color, la estética, la fuerza, la emoción, la solemnidad, la poesía de semejante ceremonia trágica.

El Fantasma de Belgrano dijo...

Todo muy lindo, pero cuando veo a los toros en las calles de esa fiesta popular, no puedo evitar ponerme contento cuando alcanzan a alguno de los giles que participan de eso. Yo hincho por los toros.
Como decía Ataque 77:
"Mirá, un tipo se cayó. Mirá, el toro lo alcanzó.
Después de todo, no está tan mal,
le clava los cuernos en la espina dorsal,
le clava los cuernos en la espina dorsal.
Sacude a su víctima en el piso;
miedo y descontrol general, sangre y arena.
De esta manera la muerte me empieza a gustar"