martes, 26 de mayo de 2009

Oficio terrestre

Caminando hace poco por Valladolid di con una librería de viejo. En las ciudades españolas las librerías de viejo son mucho menos comunes que en la Argentina, y sus esporádicas apariciones en mis paseos suelen ser motivo de una secreta euforia. Esta de la que ahora les hablo, además, está en una situación particular, en una pequeña construcción que está metida en una plaza; es una cosa muy rara. Pero bueno, ahí está, y allí entré, con la siempre renovada ilusión de encontrar algo valioso por poco dinero.

Y vaya si lo hallé. Ese oficio terrestre de los bibliófilos que es revolver entre los viejos ejemplares en busca de un tesoro escondido que no sabemos qué es hasta que lo encontramos, me deparó un ejemplar de la segunda edición del libro Los oficios terrestres, de Rodolfo Walsh, Editorial Jorge Álvarez, 1966. Le pregunté al señor librero -un caballero vestido con elegancia y que lleva muchos años en este mundo, evidentemente- por su precio y me dijo "un euro y medio". Así que me lo llevé, por lo que cuesta una caña de cerveza. Y fui feliz, del modo en que somos felices solamente los que andamos por la vida a la espera de que una librería de viejo nos salga al paso.

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