
Y vaya si lo hallé. Ese oficio terrestre de los bibliófilos que es revolver entre los viejos ejemplares en busca de un tesoro escondido que no sabemos qué es hasta que lo encontramos, me deparó un ejemplar de la segunda edición del libro Los oficios terrestres, de Rodolfo Walsh, Editorial Jorge Álvarez, 1966. Le pregunté al señor librero -un caballero vestido con elegancia y que lleva muchos años en este mundo, evidentemente- por su precio y me dijo "un euro y medio". Así que me lo llevé, por lo que cuesta una caña de cerveza. Y fui feliz, del modo en que somos felices solamente los que andamos por la vida a la espera de que una librería de viejo nos salga al paso.
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