viernes, 17 de marzo de 2006

El mate, una buena muestra de lo que somos

Este texto me había llegado por un mail cadena el año pasado, y me volvió a llegar en estos días. Según el mail es de Lalo Mir, que lo pasó en su programa Lalo Bla Bla por Radio Mitre. Es excelente. Cada vez que lo leo me emociono, me dan ganas de llorar.
Si sos argentino, leelo y vas a ver lo identificado que te sentís.
Y si eres extranjero, vas a conocernos un poco -quizá bastante- más.


El mate

El mate no es una bebida.
Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.
El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda "¿unos mates?".
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates.
La gente pregunta, cuando no hay confianza: "¿Dulce o amargo?".
El otro responde: "Como tomés vos".
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.
La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas.
Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.
Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!".
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?".
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

6 comentarios:

Gaby dijo...

Hola Caballero! Qué buen texto! Me llevaste de un sólo tirón a mis tres años compartiendo el mate con mi "nona" bien gringa, pero que me dió los mates más ricos que tomé en mi vida.(A escondidas de mi vieja, por supuesto!) Y , es verdad, qué bien se siente cuando viene tu hijo y te pide un mate dulcecito y no muy caliente!!!! El mío ya empezó a tomar, a pedir y a insistir!
Los mates son riquísimos de cualquier forma: los cebados dulces por mi amigo cordobés cuando viene desde Italia y pasamos toda la noche charlando, los amargos, en la facultad (será que no alcanza para el azúcar?),los lavados en noches o tardes de estudio...
Gracias por tu post! Me llenó el alma!

DOS EN UNA (unidas por el pelo) dijo...

En base a eso creamos nuestro blog!!!! Es el segundo artículo que subimos, fijate!
Muy lindo el blog.
Cariños.
Una de las dos..

Cristian Vázquez dijo...

Gaby, me alegro que te haya gustado tanto como a mí. Ah, y por lo del "gusto" de haber visto mi foto, se agradece. Aunque seguramente se me verá mejor en un post que publicaremos en el blog deportivo en estos días...

Una de las dos en una: me he fijado, muy interesante también el blog de ustedes. Cariños y saludos, para vos y para la otra.

DOS EN UNA (unidas por el pelo) dijo...

Gracias, Vazquez. Me encanta que se dirijan a mi como "la otra".

Anónimo dijo...

No comencé a tomar mate de chica, aún no lo entiendo. ¡Mire que en mi casa el mate no tiene descanso! Decía que no me gustaba, creo que era un poquito asquerosa y me negaba a compartir la bombilla. La verdad es que no se cuando fue, alrededor de los 12 años, supongo, probé el primero y desde allí no paré más. Me parece que fue crecer (como dice el texto), creo que entonces entendí de que se trataba.
Sola, con amigos, familia, en todas partes, es ahora un gran compañero...
A veces es mi manera de decir “te quiero”, cuando las palabras no salen, cuando no es tiempo de ponerlo en palabras, en esos casos me esfuerzo por dar los mejores mates. A veces abrazamos con dulces mates , y otras veces nos abrazarnos cuando estamos tristes.
En la risa o en el llanto, en silencio o durante la charla...
¡¡¡qué bueno que me di cuenta a tiempo!!.
Gracias Cristian por acercarnos el texto, me trajo una catarata enorme de recuerdos e imágenes que giran alrededor de algún matecito.
Saludos

Favián Arroyo dijo...

Hola. Escribo desde México. Hace más o menos compré un mate de madera y me ha ido muy bien. El único problema es que es pequeño. Por esa razón compré uno de calabaza, un poco más grande. El mate lo he usado apenas tres veces, por eso no sé si es normal que se haya puesto muy verde por dentro, lo que me parece son hongos. 1) Quisiera saber si es malo. 2) De serlo me gustaría saber si hay alguna forma de lavarlo para quitar los hongos. 3)También me gustaría saber, más allá de los hongos, si hay una forma de lavarlo para que eso no suceda, si hay una forma de secarlo etc... en general los cuidados de un mate. Si alguien pudiera ayudarme y en vista que es dificil regresar a la página espero puedan escribirme a favian74@hotmail.com o yahoo.con
Saludos y gracias
Favián