domingo, 9 de abril de 2006

Judas, inocente (3)

Penúltima parte. Comentario previo: en esta tercera entrega, hay un repaso por tres obras literarias que se dedicaron a repasar, desde distintos enfoques, la historia de Jesús y Judas: Rey Jesús, de Robert Graves; "Tres versiones de Judas", de Borges; y El evangelio según el Hijo, de Norman Mailer. Obviamente, hay muchas otras. Las primeras que me vienen a la mente son Judas, de Leonidas Andreiev; El evangelio según Jesucristo, de José Saramago; El evangelio según Van Hutten, de Abelardo Castillo; La última tentación de Cristo, de Nikos Kazantzakis. Pero este es mi artículo original de hace un tiempo.


Rey Jesús

Robert Graves publicó su novela histórica Rey Jesús en el año 1946. Respecto al tema de Judas, este autor inglés sostiene que Jesús, en realidad, ordenó a Judas que lo matara. Que lo que Jesús se propuso fue en realidad cumplir con lo anunciado por el profeta Zacarías. Éste había narrado la historia de un hombre que se portaba mal, cometía adrede una serie de pecados contra Dios, y luego —cuando ya toda le gente lo acusaba por sus malas acciones— era asesinado por sus propios padres, atravesado por una espada. Según Graves, Jesús le da a entender a Judas que quiere cumplir con ese rito: para eso hizo cosas mal, como patear las mesas y expulsar a los vendedores del templo o instaurar un rito pagano (en lo que es una arriesgada teoría por parte del autor): proponer que se coman su carne y beban su sangre, del modo que los griegos usaban para rendir tributo a Dioniso. Jesús, que de ninguna manera hubiera podido escapar ya al castigo de parte de las rigurosas autoridades romanas, sería muerto por su amigo y luego la gente comprendería —como en la historia que narra Zacarías— y gracias a ese acto heroico, se salvaría. Pero Judas no obedece, sino que corre buscando ayuda de parte de un hombre poderoso, un fariseo, que quería a Jesús. El plan que se les ocurre es que, si mandan capturar a Jesús, aplazarían al menos momentáneamente sus planes suicidas, pues un juicio en su contra no acabaría en la muerte (creían que no había causas suficientes, y que la influencia de este hombre serviría para impedirlo). Así es como Judas lo va a buscar con el grupo de captores, lo señala con un beso y lo entrega. En este caso, Judas habría traicionado a Jesús, pero de un modo distinto al que marca la historia oficial. Para Graves, luego el hecho se les va de las manos a Judas y a su amigo, y Jesús acaba realmente condenado. Sintiéndose tan culpable por este hecho, Judas se suicida como narran los textos bíblicos.

Esta teoría es muy osada. Graves escribe su relato en primera persona, y hace que el ficticio narrador sea un hombre culto de Roma, situado en los años 89 a 93 de nuestra era. Por ello, habla de los “cristianos” como una secta de seguidores de Jesús, que “ahora consideran a ese hombre como si fuera el hijo de Dios”. Naturalmente, estaba lejos todavía el Imperio Romano de aceptar al cristianismo (y al monoteísmo) como oficial. De esta manera, puede arriesgar su hipótesis. Pero es valioso porque nos muestra una figura de Judas como una buena persona. ¿Podía elegir Jesús para que fuera uno de sus únicos doce apóstoles a alguien que no fuera una buena persona?

Tres versiones de Judas

Jorge Luis Borges escribió el cuento “Tres versiones de Judas”, que para nuestro tema resulta interesantísimo. Fue publicado en 1944, y aparece en Ficciones. Comienza con un epígrafe: “Allí parecía una certeza en degradación” (There seemed a certainty in degradation) del libro CIII de los Siete Pilares de la Sabiduría (Seven Pillars of Wisdom, 1926), de Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia).

Según la historia narrada por Borges, Nils Runeberg publicó en 1904 su primera versión de Judas. Con el título de Kristus och Judas, el libro tenía el siguiente epígrafe: No una cosa, todas las cosas que se le atribuyen a Judas Iscariote son falsas (De Quincey, 1857). Dice Borges: “Precedido por algún alemán, De Quincey especuló que Judas entregó a Jesucristo para forzarlo a declarar su divinidad y a encender una vasta rebelión contra el yugo de Roma”. De hecho, la Enciclopedia Británica —que Borges consultaba con muchísima frecuencia— cita la tesis de Thomas de Quincey, y el libro en que apareció: Judas Iscariot, de 1857. Pero ni esa enciclopedia ni la Encarta mencionan ese libro entre las principales obras del escritor, muerto en 1859. Si Borges realmente leyó la obra de De Quincey y si la cita es cierta o apócrifa, es algo que no sé.

La primera versión de Judas es de índole metafísica. Si Jesús realizaba milagros todos los días, no necesitaba de Judas para demostrar que era el redentor. Esto quiere decir que la traición de Judas fue “un hecho prefijado en la economía de la redención”. Esto se condice con la tesis de que Judas debía cumplir con las escrituras, que no había manera de escaparle a un destino ya escrito. Borges dice que si tan grande fue el sacrificio del Verbo al pasar de lo inconmensurable a lo finito, también se necesitaba de un sacrificio tan grande de parte de un hombre —en representación de todos los hombres—. Quien supo interpretar esto fue Judas, quien llevó adelante la peor de las infamias: la traición. Y para ser peor condenado, luego se suicidó.

La segunda versión tiene que ver con las razones morales. Ennoblece a Judas al punto de afirmar que es todo lo contrario de un codicioso: es un exagerado asceta que envilece no el cuerpo sino el alma “para mayor gloria de Dios”. Judas renuncia a todos los bienes e incluso no realiza un crimen que deja lugar a alguna virtud, sino que comete “abuso de confianza y delación”. Como la dicha del Señor le bastaba, Judas se creyó indigno de ser bueno e hizo lo peor que podía hacer, buscando el Infierno. (Tal vez en estas palabras esté el origen de un cuento, “El indigno”, aparecido en El informe de Brodie, de 1970, que narra la delación de un intento de asalto, por parte de un joven integrante de la misma banda que iba a llevar adelante el delito. Ricardo Piglia dice que ese cuento es un homenaje de Borges a El juguete rabioso, de Roberto Arlt.)

La tercera de las versiones de Judas de Nils Runeberg dice que, si el Verbo realizó un sacrificio perfecto, hacerse hombre, el sufrimiento por ser hombre no podía limitarse a la agonía de una tarde. Si fue hombre sufrió todo lo que sufre un hombre, y cometió pecado como todos los hombres. Para que ese sacrificio fuese perfecto, no sólo debía cometer pecado, sino el mayor de los pecados. Y ese pecado mayor era la mayor de las infamias: la delación. “Para salvarnos —dice Borges—, pudo elegir cualquiera de los destinos que traman la perpleja red de la historia; pudo ser Alejandro o Pitágoras o Rurik o Jesús; eligió un ínfimo destino: fue Judas”.

Borges dice que los incrédulos consideraron la teoría de Runeberg, “a priori, un insípido y laborioso juego teológico; los teólogos la desdeñaron”. Ernesto Sábato, en Sobre héroes y tumbas (1961), se refiere al cuento de Borges. En el episodio que narra Sábato, primero los personajes se cruzan en la calle con Borges; hablan de él; dicen que su prosa es muy buena, pero que no parece argentino. Luego elogian a Roberto Arlt —la vieja antítesis de la literatura argentina, que Sábato retoma en la misma novela mucho más adelante. Cuando aparece un nuevo personaje, un cura, se refieren a “Tres versiones de Judas”; el sacerdote habla muy mal de él: “El razonamiento teológico [de Borges] no tiene de razonamiento casi ni la apariencia. Es teología pintada. […] Esos fantaseos benévolos con Judas denotan una tendencia a la molicie y la cobardía. Se recula ante las cosas supremas, ante la bondad y ante la maldad suprema…” Y así continúa el cura hablando mal de Borges. Pero Sábato habla mal de él.

En definitiva, lo de Borges parece ser realmente un forzado juego teológico. Pero saquemos algo en limpio. Judas fue llamado para estar entre los Doce Apóstoles. Esto implica todos sus beneficios; el Señor no puede haberse equivocado en la elección. Todo estaba planeado. Así debía cumplirse la Escritura.

El evangelio según el Hijo

La tesis de Norman Mailer, en su novela El evangelio según el Hijo, de 1997, es que Judas pertenecía a un grupo rebelde de la sociedad que estaba cansado de no encontrar respuestas en nada ante la opresión que los judíos sentían bajo el yugo romano, y que vio en Jesús una última esperanza. Pero le advierte que a la primera vez que vea que no es coherente con sus palabras, se alejará de él. Esa vez llega con la unción por María en Betania. Mailer pone en boca de Jesús el lamento por sentir que Judas tiene razón, porque por un momento abandonó su causa por los pobres, que sintió la necesidad de lujo que sienten los ricos, esos ricos que —él había anunciado— no entrarán en el Reino de los Cielos. Dijo: “Los pobres estarán siempre con ustedes”, comportándose como un rico; lo dijo y luego se arrepintió, pero “la verdad sólo tiene que durar lo que dura un relámpago en el cielo para ser la más poderosa de las verdades”. Jesús ve salir a Judas y sabe lo que hará; él no quiere que lo haga, pero lo comprende, sabe que se lo había advertido, lo perdona por eso. El Jesús-hombre que narra siente la ambigüedad de los hombres, tiene un momento de flaqueza. Y ve la delación de Judas como el castigo merecido por ese momento de debilidad. Lo acepta.


Finaliza en Judas, inocente (4)

2 comentarios:

RAEL (Mario De los Santos) dijo...

permítame que le haga una pequeñísima corrección: el "... de Cristo" corresponde a la película de secorsese, el libro se llama "la última tentación" y tiene una cosa similar a la teoría de mailer: judas lo sigue a cristo pensando que el encarna al líder de una revolución: de hecho en algún momento le dice algo así como "yo no te sigo a tí, sigo al hacha que llevas en la mano". y cuando cristo le anuncia que se tiene que dejar morir en la cruz, judas se enoja y le dice: macho, ponete de acuerdo! un día es paz y amor, otro vamos a romper todo ¿y ahora te tenés que morir? (creo innecesario aclarar que no son estas palabras de kazantzakis). si me da tiempo, me releo el libro y le busco algo más sustancial, pero para entonces quizás el tema haya pasado de moda...

Cristian Vázquez dijo...

Busque, busque, que a nosotros las modas no nos importan tanto...
Muchas gracias, en serio, por los aportes.