sábado, 8 de abril de 2006

Ignacio Ramonet: otro que no pudo resistirse a la tentación del plagio

El domingo pasado, el diario El País de Madrid publicó un adelanto de Mi Fidel Castro. Conversaciones con Ignacio Ramonet. El testamento político de un revolucionario mítico. Se trata de un libro elaborado a partir de una serie de entrevistas del periodista al líder cubano, más de 100 horas de grabaciones, según él mismo informaba.

Pero Ramonet hizo trampa. Copió algunos pasajes textuales de discursos de Fidel y los pegó como si hubieran sido declaraciones que le hubiera hecho a él. Nadie en su sano juicio puede pensar que Castro haya dicho en una entrevista exactamente la misma frase, palabra por palabra, que había dicho en una presentación anterior.

El primer lugar donde lo leí fue el blog de Ignacio Escolar, que a su vez citaba al de Arcadi Espada, ambos posts del pasado lunes 3 de abril. ¿Era sólo una curiosidad?

Dos días después, el miércoles 5, lo publicó el Miami Herald, en una nota en la que citaba al escritor cubano radicado en EE.UU. Ernesto Hernández-Busto, quien encontró "familiares" las declaraciones y luego habló directamente de una "operación de cortar y pegar".

El jueves 6, Ramonet, prestigioso escritor y periodista español, director de la edición en nuestro idioma de Le Monde Diplomatique, se negó a responder las preguntas sobre el asunto. "Contestaré a eso personalmente el 27 de abril durante la presentación oficial del libro en Madrid", dijo. "Quizás todo lo que tenga el libro sea una superchería. La gente tiene que leerlo, y después se sabrá, es un libro grueso de unas 650 páginas".

Ramonet, un tipo con tu prestigio, ¿tenía necesidad de caer en semejante (e imperdonable) pecado? ¿Cualquier cosa es permitida con tal de vender algunos libros más?

1 comentario:

GFP dijo...

Estimado Cristian:
Me soprende sobremanera que uses erróneamente la palabra "plagio" dado que las palabras las pronunció el mismo Castro y él mismo aceptó que así fuera. Sabrás que el manuscrito estuvo en manos de Fidel para corregir por mucho tiempo, o sea que su aprobación está documentada.
Por otro lado un discurso se prepara, un diálogo es más espontáneo y a veces no permite tanta reflexión. Por esa la mayoría de las personas lleva escritos sus discursos en lugar de improvisar.
No solo no me parece mal sino que considero que es enriquecedor haber usado (no sabemos si lo hizo Ramonet o Castro ya que los dos trabajaron sobre el manuscrito, pero por lo dicho seguro que Castro lo aprobó) duscursos meditados e incluso quezás corregidos "a posteriori".
Lo importante es la idea. Todo lo demás son anécdotas que carecen de importancia, no hubo mala fe, hubo deseos de hacer las cosas bien. Yo sinceramente lo celebro en vez de poner el grito en el cielo por un "plagio".
Atentamente
Guillermo Parodi
gparodix@gmail.com