"Cuando la existencia de la Iglesia se ve amenazada, deja de estar sujeta a los mandamientos de la moral. Cuando la unidad es el fin, todos los medios están santificados: engaños, traición, violencias, simonía, prisión y muerte. Porque el orden es para el bien de la comunidad, y el individuo debe ser sacrificado al bien común."Dietrick von Niekin, obispo de Verden, Alemania, 1411.
Explicar esa frase fue una de las tareas del Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria, organizado por la Escuela Superior de Guerra de la Argentina en octubre de 1961. De la inauguración del curso participó el entonces presidente Arturo Frondizi.
La frase la cita Prudencia García en su libro
El drama de la autonomía militar (Alianza, Madrid, 1995, p. 102), y la recoge Horacio Verbitsky en
El Silencio (La Página/Sudamericana, Buenos Aires, 2006, p. 38).