domingo, 14 de junio de 2009

Un lugar llamado Hemingway

dedicado a mis amigos, convenientemente mencionados
y vasos y besos y cerveza Antares
bien fría, y panqueques con frutilla
y dulce de leche en
un lugar llamado Hemingway

allí no todos son mis amigos
porque uno no puede ser amigo de todos
pero sí algunos, y eso
es lo que cuenta, lo que vale, lo que
tiene sentido
cuando uno está sentado
a una mesa, bajo las sombrillas,
o en el patio del fondo, sobre
el piso de madera de
un lugar llamado Hemingway

me enamoro de las mozas
-cada noche de una distinta
o de la misma, da igual, y tienen hijos o
adoptan alas de ángeles, rubias,
morochas, pelirrojas, Facundo
dice que todas las pelirrojas están buenas-
que trabajan en
un lugar llamado Hemingway

atan un perro en la puerta
que no ladra ni muerde, y cuando
hay mucha gente la antesala
de los baños
reserva todo tipo de curiosas situaciones
ofertas difíciles de rechazar
y de cumplir,
y todo eso sin contar que queda cerca
la wafflera en cuya casa
también viven María José y Mauricio, porque
todos los caminos conducen
a ese lugar llamado Hemingway

y fiestas y campanas que doblan
sin viejos ni mar
en Madrid no se consigue
lo que en Florencio Varela, en
un lugar llamado Hemingway

2 comentarios:

El Fantasma de Belgrano dijo...

Cuánta sabiduría la de tu amigo Facundo en cuanto a las pelirrojas! Cuánta sabiduría!

Cristian Vázquez dijo...

¿Ha visto, Fantasma? Es que este Caballero sabe rodearse de amigos sabios...