martes, 16 de mayo de 2006

Corleone, el pueblo italiano donde la mafia es un hecho cotidiano

La captura de Bernardo Provenzano, jefe de la Cosa Nostra siciliana, cerró un capítulo en la historia del lugar, famoso por haberle dado nombre a la familia de “El Padrino”. Pero la mafia sigue estando presente en la vida de todos los días. Qué opinan los habitantes de un pueblo de película.

Corleone es un poblado montañoso y medieval, y en los campos de sus alrededores pacen ovejas y caballos, tal como se ve en las películas de Francis Ford Coppola. Pero ese carácter pacífico contrasta con la historia del lugar, cuna del clan Corleonesi, al cual pertenece Provenzano. Y con relación al futuro, las opiniones son diversas: entre los mayores, unos sintieron alivio con su detención, y otros, inquietud ante la vendetta que creen ineludible. Los más jóvenes, por su parte, dicen haber crecido sin que los crímenes fueran moneda corriente.

“En nuestra sencilla vida de todos los días, nada ha cambiado en absoluto”, dijo María Laura Di Palermo, una estudiante universitaria de 23 años. “Crecí con una cultura antimafia”, señaló. Ella vivió la rebelión contra el dominio de la Cosa Nostra desatado en 1992, luego del asesinato de dos investigadores y luego la captura del ex capo Salvatore “Toto” Riina. Su madre, María Concetta Pinzolo Ventura, sí ve la diferencia. “Uno puede imaginarse cuán felices estamos”, responde cuando se la consulta por la detención.

En Corleone hay 101 iglesias, muy visitadas por los turistas. Hace poco uno preguntó si la detención de Provenzano –que fue el 11 de abril– terminaba con la era del dominio de la mafia en Corleone. “Definitivamente no”, le respondió el guía. Un ex guardaespaldas de Riina, Gaspare Mutolo, había dicho algo parecido: “Cuando el Papa muere, siempre se puede elegir a otro, y de esa manera, la Iglesia permanece de pie”. Y hasta los investigadores están convencidos de que la Cosa Nostra ungirá a un nuevo “jefe de jefes”.

Los pobladores estiman que entre el 10% y el 15% de los habitantes tiene algún vínculo con la mafia. Pero que igualmente “no se trata de números”, sino de “un poder de intimidación que en esencia arrincona a la gente”, según dijo Gino Felicetti, un vecino del lugar. El principal fiscal contra la mafia en Italia, Piero Grasso, explicó que así fue como Provenzano pudo permanecer en su último escondite provinciano con comida y ropa limpia: tenía en el pueblo familia, amigos y otros contactos.

Dino Paternostro, escritor y dirigente sindical del pueblo, explicó que “si la mafia fuera simplemente una organización criminal, ya habría sido derrotada”. Y detalló que es mucho más porque ha penetrado en el poder económico y político.

“Don Vito Corleone nos destruyó”, agregó la joven Di Palermo, en referencia al personaje de la novela de Mario Puzo. Lo definió como “un estereotipo que nos arruinó un poco y que será difícil de erradicar”. Es difícil imaginar un futuro en que la mención de este pueblo no remita a la imagen que en el cine inmortalizó Marlon Brando, en una película considerada entre las mejores de la historia del cine. Porque la mafia no es en Corleone una historia de ficción. Hasta hay una plaza llamada “Víctimas de la Mafia”.


En general no publico aquí las notas que hago para Clarín.com, pero esta me gustó particularmente, sobre todo el tema.

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