viernes, 10 de abril de 2009

Colgados de la campana

Lo que quiere hacer el gobierno argentino es una barbaridad, se lo mire por donde se lo mire: obligar a que sus gobernadores e intendentes se presenten como cabezas de listas para puestos legislativos que jamás llegarán a asumir.

¿Es que nos toman a todos por idiotas? ¿O es que saben que no somos todos idiotas e igual les importa un carajo?

La frase que resume el grado de obsecuencia y sumisión de estos dirigentes es la de Daniel Di Sabatino, intendente de San Vicente: "Si es necesario ser portero de escuela, vamos a salir colgados de la campana". ¿Esto es lo que quieren los vecinos de San Vicente de su mandatario? Se les pide una inmoralidad, un mamarracho, una desfachatez, una falta de respeto contra los ciudadanos, una estafa, un atentado contra la constitución, contra el sentido de las elecciones y de la democracia. Y ellos orgullosos de obedecer. Obediencia debida.

¿Es que nada importa? ¿Todo vale? ¿Se puede hacer cualquier cosa con tal de ganar? Después en el fútbol nos indignamos porque los alcanzapelotas desaparecen y los balones no regresan al campo cuando el equipo local va ganando. ¿Qué se puede esperar de un país cuyos máximos dirigentes son tahúres?

Estoy indignadísimo.

1 comentario:

Octavio Echevarría dijo...

Es una de las ideas más descabelladas de la historia política argentina. Ni yo, que suelo apoyar causas indefendibles, podría aportar una argumentación en favor de semejante disparate concebido por Néstor Kirchner.
Al lado de esto, la repetida imagen de Francisco De Narváez en Canal 13, aplaudiendo durante el partido Argentina - Venezuela, deja de ser una burda campaña conductista que intente fijar en nuestro cerebro la idea de que si queremos ganar las eliminatorias debemos confiar en él; transformándose en una simpática y folklórica muestra del ser nacional.