
De paso, aprovecho para conocer Sevilla. Me han hablado maravillas de esta ciudad, capital de la comunidad de Andalucía y que "tiene un color especial", según una famosa canción (que yo conocí hace más de tres lustros, cuando Maradona vino a jugar aquí, y Bilardo a dirigir). Anoche paseé un rato por la noche, fui a algunos bares típicos y la pasé muy bien. Pasé por la Giralda, la catedral sevillana, un lujo arquitectónico hermoso de ver (foto, que no es mía, aclaro). Me comí un par de montaditos con un vino dulce con sabor a naranja parado en la calle y contemplando la magnífica torre y su campanario.
Por supuesto, no puede faltar el cartel en la calle que menta la relación que Cervantes tiene con la ciudad. Aquí estuvo preso. Además, otro cartel indica que estas escalinatas de la Catedral están mencionadas en su novela ejemplar Rinconete y Cortadillo. En Alcalá de Henares hay un museo en la casa donde nació; en Valladolid, lo hay en la casa donde vivió un tiempo; y hay muchas más... Casi cuesta encontrar la ciudad española con la que Cervantes no tuvo nada que ver.
Ya pondré mis fotos sevillanas en Facebook.
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