El director de películas geniales como El Padrino y su hija, directora de películas soporíferas como Perdidos en Tokio, posaron en Buenos Aires para la nueva campaña de Louis Vuitton. Así salieron:
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6 comentarios:
Anónimo
dijo...
El gordo vino a comer asado, tomar unos buenos vinos y verlo a Boca en la Bombonera. ¿Qué más se puede pedir?, ¿Unas cuantas héctareas con soja?. Interesante el blog vieja.
Lo de la "sensibilidad increíble" es el elogio típico que se hace de Perdidos en Tokio. Yo respeto a la gente a la que le gustó, pero a mí me pareció soporífera. Por más "sensibilidad" que una película tenga, si aburre, aburre. Y creo que ese es un pecado imperdonable.
A mí no me pareció aburrida, en absoluto. Pero en cuestiones de gustos...
Por otra parte, no tengo la paciencia para darles una oportunidad a los libros que me aburren durante una buena cantidad de capítulos. Otros sí, como contás por ahí.
Exactamente: sobre gustos hay mucho escrito pero pocos acuerdos. Banco a los libros, me da cosa dejarlos por ahí empezados... aunque cada tanto agarro alguno que no me genera ni la curiosidad siquiera de ver cómo termina la historia. Y a esos sí los dejo a la mitad (o antes...).
Un gran amigo me dijo, cuando éramos chicos aún, que no se podía dejar una película por la mitad por mala que fuera. Ese comentario me marcó, pues a lo largo de mi vida me ha tocado, por múltiples motivos, dejar de ver películas antes del final y, si bien lo he hecho, no fue sin un extraño sentimiento de pérdida, aún cuando el motivo fuera el aburrimiento.
6 comentarios:
El gordo vino a comer asado, tomar unos buenos vinos y verlo a Boca en la Bombonera. ¿Qué más se puede pedir?, ¿Unas cuantas héctareas con soja?. Interesante el blog vieja.
Perdidos en Tokio es una película de una sensibilidad increíble. Altamente recomendable.
Lo de la "sensibilidad increíble" es el elogio típico que se hace de Perdidos en Tokio. Yo respeto a la gente a la que le gustó, pero a mí me pareció soporífera. Por más "sensibilidad" que una película tenga, si aburre, aburre. Y creo que ese es un pecado imperdonable.
A mí no me pareció aburrida, en absoluto. Pero en cuestiones de gustos...
Por otra parte, no tengo la paciencia para darles una oportunidad a los libros que me aburren durante una buena cantidad de capítulos. Otros sí, como contás por ahí.
Exactamente: sobre gustos hay mucho escrito pero pocos acuerdos. Banco a los libros, me da cosa dejarlos por ahí empezados... aunque cada tanto agarro alguno que no me genera ni la curiosidad siquiera de ver cómo termina la historia. Y a esos sí los dejo a la mitad (o antes...).
Un gran amigo me dijo, cuando éramos chicos aún, que no se podía dejar una película por la mitad por mala que fuera. Ese comentario me marcó, pues a lo largo de mi vida me ha tocado, por múltiples motivos, dejar de ver películas antes del final y, si bien lo he hecho, no fue sin un extraño sentimiento de pérdida, aún cuando el motivo fuera el aburrimiento.
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