miércoles, 30 de mayo de 2007

Llamadas internacionales, llamadas tardías

El 29 de enero de este año se cumplieron 10 años de la muerte de Osvaldo Soriano. Yo escribí una nota para Clarín.com, y entre las personas que consulté estuvo Cristian Vaccarini, profesor de Letras, uno de los mejores docentes que tuve en mi vida. Le pedí que me mandara algo sobre Soriano y me escribió un texto del que, en el artículo, apareció sólo un fragmento. Desde entonces tengo la idea de publicarlo acá, y no lo hice.

Ahora, llego tarde. Porque en su texto Cristian afirma que "'Llamada internacional', sus contratapas en Página/12, merecen una recopilación". Y es esa recopilación, precisamente, la que Página sacó el domingo. De todas maneras, comparto aquí esta excelente reseña sobre Soriano y su obra.


Soriano construyó en su obra novelística un compendio de lo que podríamos llamar “realismo argentino”, en el que recorrió muchas de las paradojas nacionales. Sin necesidad de apelar a lo maravilloso, le bastó con apenas exacerbar las inverosimilitudes, con frecuencia trágicas, de una comarca que las generaba sin cesar. Para ello trabajó, con mirada lúcida, oído de dialoguista y humor semiamargo, un grotesco que combinaba las taras y las frustraciones del país con los sueños y los ideales de algunos de sus habitantes. Hizo correr ese grotesco, que a veces cae en excesos, también por las vías del periodismo y fue cronista impiadoso de las miserias de los '90 (“Llamada internacional”, sus contratapas en Página/12, merecen una recopilación). Soriano mostró el carácter innato de la política como farsa. La historia argentina lo obsesionó y en una de sus mejores novelas, No habrá más penas ni olvido, supo darnos una clave precisa de esa insoslayable galaxia llamada peronismo.

Hay en su literatura una predilección evidente por la acción (siempre están pasando cosas en sus novelas), y por los personajes que pudieron ser, y no fueron. Se mueven entre el empecinamiento del deseo y el desencanto de la derrota, en un mundo de palizas, cigarrillos, solidaridades de apuro pero sinceras, invitaciones a beber, planes alocados y noches lluviosas que todo lo fastidian. El cónsul Bertoldi y el delegado Ignacio Fuentes quizá sean los más entrañables, pero sospecho que el mejor personaje de la escritura de Soriano es su propio padre.

Fue y es un escritor muy leído, y uno puede conjeturar los frecuentes “¡Es así!” de sus lectores al encontrarse con las muestras de lo argentino como grotesco. Pero recibió numerosos desdenes de ámbitos académicos, una de las causas de que su obra aún no haya ingresado del todo en el canon literario nacional. Quizá es prematuro hablar de influencia sobre escritores posteriores. En todo caso, podríamos preguntarnos por líneas de parentesco con autores de su generación que ficcionalizan nuestra historia contemporánea: en estos términos, pienso, por ejemplo, en Saccomanno como un compañero de ruta de Soriano en la literatura argentina.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaccarini es excelente. Soy una alumna actual de su materia y cada clase me entusiasma más. Muchas gracias por compartir la reseña.

Anónimo dijo...

Hola Cristian: ¿La recopilación salió el 27 de mayo o el 3 de junio? Gracias por tu ayuda. Va a ser un excelente regalo de cumpleaños para un hincha del Ciclón. Marina

Anónimo dijo...

Creo que sin lugar a dudas Vaccarini cambió mi forma de leer y de interpretar todo tipo de textos. Es genial ver que hay gente que valora su trabajo, porque es realmente uno de esos ejemplares únicos de la docencia...
Gracias por la reseña.