«Y ahora sólo duele que se vayan tan pronto. Prefiero imaginar que se amontonan en la mesa del bar del cielo, a la derecha. Alberto Olmedo imita al manosanta y arrincona con besos a Gilda bailantera. Se ríe Tato Bores y denuncia a los gritos la corrupción del cielo. Sacude la peluca. Dios se mata de risa. Adolfo Castelo saca un pizarrón y asocia incongruencias. Roberto Fontanarrosa pega su oreja contra la nube más cercana a Rosario para escuchar los goles. Y llega Jorge Guinzburg, y lo aplauden de pie.»Carla Castelo
(no sé dónde salió publicado,
sólo me mandaron este párrafo por mail)
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